Fuera porque se trataba de la jornada de estreno o porque cubra una demanda real de comunicación peatonal, lo cierto es que la apertura de la nueva pasarela sobre la estación de ferrocarril resultó muy concurrida y, en general, con alabanzas sobre el resultado de la intervención.

En ese aspecto las opiniones de los usuarios recabadas por este diario eran prácticamente unánimes con respecto a la buena ejecución de la infraestructura, habilitada con rampas suaves para permitir el acceso de personas con movilidad reducida y con suelo antideslizante. El hecho de que haya una nueva posibilidad de acceso peatonal entre dos zonas de la ciudad tradicionalmente separadas por la estación de tren era también un hecho valorado positivamente por los ciudadanos.

Eso si, puestos a pedir había quien hablaba ya de dotar a la pasarela con una techumbre para los días de lluvia o incluso que un ramal fuera a dar a la misma estación por el lado contrario a la entrada principal, propuestas que de momento no parece que sean demasiado viables.

El diseño de la pasarela parece, desde luego, más adecuado que el dispuesto en el otro paso construido con anterioridad, entre Peña Trevinca y la calle Villalpando, aunque bien es verdad que en el caso de la unión de la carretera de Villalpando con Antón de Centenera la orografía del terreno ayuda a eliminar bastante trecho de rampa. Lo que cree la gente es que la pasarela de Las Viñas va a ser más utilizada que la de Peña Trevinca. En lo que no existe tanta unanimidad es en la necesidad y utilidad de una carísima infraestructura que ha costado nada menos que un millón y medio de euros.

Para algunos usuarios es evidente que la pasarela dará mucho servicio a los barrios de La Alberca, La Villarina, Arenales y sobre todo siglo XXI para el acceso a zonas de la ciudad donde se encuentran los hospitales o las estaciones de autobús y tren, por ejemplo. Otros ciudadanos, sin embargo, consideran que la situación de la pasarela no es la mejor para dar servicio a esos barrios, ya que la salida de la carretera de Villalpando da a una zona de naves, sin apenas viviendas, y las zonas teóricamente beneficiadas están bastante lejos.

Sea como fuere en la jornada del estreno fueron muchos los zamoranos que se acercaron a estrenar la pasarela, que deja magníficas vistas sobre la estación de ferrocarril, sobre todo vecinos de Las Viñas y jubilados que, como queda dicho, en general se mostraban conformes con el resultado.

Habrá que esperar para ver si realmente la pasarela cumple con su objetivo de mejorar la permeabilidad y evitar el efecto barrera de la infraestructura ferroviaria.

La nueva pasarela tiene una longitud total de 317 metros, distribuidos en 11 vanos, y una anchura de tres metros. Dispone de protección antivandálica en la zona de cruce con la plataforma ferroviaria.