Mantener la calidad educativa lograda en los últimos años, acercar las nuevas tecnologías a las aulas rurales, fomentar la lectura entre los estudiantes y seguir apostando por la formación profesional son algunos de los objetivos que, un curso más, se marcan desde la Dirección Provincial de Educación. Al frente se encuentra Fernando Prada, en el cargo desde 2009 y con el firme convencimiento de que la cercanía a la comunidad educativa es la clave para continuar avanzando.

—¿Qué objetivos se han marcado desde la Dirección Provincial de Educación para este curso 2017-2018?

—Las metas fundamentales son consolidar un poco lo que venidos implantando desde hace ya siete años. Un elemento fundamental para nosotros es el tema de lo resultados académicos. Hasta esa fecha, la tasa de titulación de graduados en educación secundaria estaba 10 puntos por debajo de la media de Castilla y León, así que iniciamos un proyecto de mejora de resultados. Nos pedían que lo aplicáramos en centros con bajos resultados, pero lo ampliamos a todos. Solamente en el primer año, 2010, conseguimos estallar cerca de dos puntos de la media de Castilla y León y con los datos del curso 2015-2016 estamos por encima de la media regional, lo que nos sitúa al frente del sistema educativo en Castilla y León. Luego también están en mente proyectos como el fomento de la lectura, por sexto año consecutivo, el seguir apostando por mantener el transporte escolar y por la formación profesional, acorde con lo que es Zamora. Por otro lado, mantenemos las 34 secciones bilingües y los cuatro centros British Council, con un nuevo proyecto de internacionalización de la enseñanza bilingüe. Sin olvidar el seguir apostando siempre por la enseñanza rural, que es fundamental en una provincia como Zamora.

—¿Cuál es el secreto para haber alcanzado esa calidad educativa que es palpable en evaluaciones externas como el Informe Pisa?

—Sin duda, el trabajo de todos, el que tanto los centros como la dirección provincial sean cercanos, el saber que tenemos que tener los mejores alumnos y trabajar con ellos directamente, tener una apuesta y una estructura en la dirección provincial que trabaje por los centros educativos, estar cerca de ellos y conocer sus problemas e incidencias durante el desarrollo del curso.

—¿Los profesores se convierten en un pilar fundamental en esta estructura de éxito?

—Por supuesto. Además, se está desarrollando un cambio metodológico, denominado trabajar por proyectos, y tiene que ir calando poco a poco en el ámbito docente. Muchas iniciativas de profesores estrella a nivel nacional se aplican ya en Zamora con total humildad y profesionalidad. Creo que los 2.094 profesionales que tenemos en la provincia saben lo que tienen que hacer con los alumnos.

—¿La labor del Centro de Formación e Innovación Educativa (CFIE) es esencial en este aspecto?

—Tanto el CFIE de Zamora como el de Benavente son la cabeza de lanza en este campo, porque son los que reciben directamente las peticiones de formación de los propios profesores. No se trata de una labor de formación por parte de la consejería, sino que son los propios profesionales los que demandan esa formación. Esas peticiones han aumentado y también el número de participantes. Y queremos continuar en esa línea de calidad en la formación.

—El año que viene, por fin, habrá oposiciones en Secundaria, ¿qué significará para el sistema?

—Para Zamora y para el sistema educativo de Castilla y León supondrá el reducir esa famosa tasa de interinidad, que en el ámbito de educación secundaria es de un 27% y en primaria del 7,5%. Hacía años que no se ofertaban plazas en secundaria y FP y se van a sacar 1.200 para estos cuerpos. Obviamente, el hecho de que haya personal interino o no no implica que haya menor calidad en el sistema educativo. Puede que haya menos implicación porque solo están un curso, pero el personal es de una calidad y profesionalidad maravillosas.

—¿En qué situación se encuentran ahora los interinos?

—Viven una situación de incertidumbre y ahora se tienen que enfrentar a un sistema de concurso oposición que es duro y exigente, dentro de las diferentes especialidades que salgan a convocatoria

—¿Se ha visto como un logro que solo un colegio de la provincia, el de Pereruela, haya tenido que cerrar sus puertas?

—Yo no diría que es un logro, porque depende de diversas circunstancias, entre ellas que las familias quieran estar en un entorno rural. Nuestra obligación es dar un sistema educativo completo donde haya cuatro alumnos como mínimo. Y para eso deben acudir al centro hasta ocho profesores. No nos alegra porque, aunque sea solo uno, es importante.

—¿Este es el principal problema de la educación en una provincia como Zamora?

—En el caso de la educación se llega a los núcleos o poblaciones que cuenta con escuelas de cuatro alumnos. Si no, siempre van a tener un centro de referencia o un CRA o instituto con el transporte adecuado para que acuda. Pero es un problema grave el de la baja natalidad y despoblación que sufrimos en Zamora. En el ámbito educativo nos tiene que preocupar que allí donde haya cuatro alumnos les ofrezcamos los recursos humanos y medios materiales que necesitan. Por ejemplo, un colegio en Nuez tienen que contar con todo el profesorado completo y en el caso de institutos periféricos, como Puebla, Fuentesaúco, Alcañices o Bermillo, deben tener toda esa dotación y la posibilidad de elegir entre todas las asignaturas optativas.

—¿Las rutas de transporte escolar y los comedores son una red plenamente consolidada?

—El transporte escolar consta de 216 rutas, en las que transportamos durante el curso a diario más de 3.700 alumnos. Hemos trabajado mucho para que al principio de curso esté todo preparado. En el caso de los comedores ascienden a 53, con una media de comensales de dos mil alumnos, 1.600 becados total o parcialmente. Además, se inició hace dos años un sistema de control de calidad de este servicio, para garantizar que tanto las instalaciones como el menú estuvieran en condiciones. Hay que apostar por mantener ese nivel.

—¿Cuál es la situación de las aulas en materia de competencia digital?

—Las TIC son una demanda del profesorado y a la que damos prioridad en el ámbito rural, para que dispongan de los mismos medios digitales que en la capital. La mayor parte de los centros están dotados con pizarras digitales, que es uno de los elementos más utilizados. Además, seguimos apostando por la inversión en tecnología, con más de 300.000 euros en este curso y una parte muy importante para medios tecnológicos. Nuestra Señora de la Paz, en Villaralbo, por ejemplo, está muy avanzado y demanda más tecnologías como pizarras táctiles.

—Este curso se estrenan dos nuevos grados de Formación Profesional, el de Gestión Forestal y del Medio Natural en Zamora capital y el de Transporte y Logística en Benavente, ¿se sigue apostando por este tipo de educación en la provincia?

—Desde la Dirección Provincial de Educación apostamos por el crecimiento sostenido de la FP. Somos la única provincia en la que no ha fluctuado el número de alumnado, ha sido siempre estable en los últimos años. El ciclo de Gestión Forestal y del Medio Ambiente está ya al completo, y el de Transporte y Logística de Benavente cuenta con 19 alumnos y se completará pronto. Además, hay un ciclo que queremos implantar próximamente que es el de Salvamento y Socorrismo en el CIFP Ciudad de Zamora. Se trataría del primer ciclo de este tipo que hay en un centro público. Está en proceso de autorización y se pondría en marcha el año que viene, porque no necesita el curso completo, al ser menos horas de docencia. Por otro lado, ya estamos empezando a valorar otros ciclos de FP para implantarse de cara al curso 2018-2019

—¿Qué novedades traerá este curso en el ámbito del bilingüismo?

—Pondremos en marcha un proyecto de internacionalización de la enseñanza en ocho centros, que son el Gonzalo de Berceo, La Candelaria, La Viña, Obispo Nieto, San José de Calasanz y Sancho II en la capital, además del centro de Corrales del Vino, Luis Casado, y el colegio Magdalena de Ulloa de Toro. Su profesorado va a participar en un intercambio con compañeros de Nottingham, en Inglaterra, y comprobaremos cómo funciona. Se trata de un proyecto pionero que se ha planteado desde la dirección provincial a la Unión Europea para que se realice ese intercambio de experiencias y podamos sacar rendimiento de cómo se trabaja a nivel de idiomas en la enseñanza bilingüe en Reino Unido.

—Respecto a la convivencia en las aulas, la tasa de acoso escolar en Zamora es ínfima, pero ¿existe algún programa para seguir trabajando en este área?

—No bajamos la guardia en este tema y así se lo trasladamos a los centros educativos, ya que cualquier cuestión que surja en este tema hay que atajarla de raíz. A pesar de la baja tasa hay que seguir controlando y ahora hay nuevos métodos que cuentan con colaboración estrecha tanto con Guardia Civil como Policía Nacional para impartir charlas al respecto. También desde la propia consejería se facilita toda la información necesaria a los centro educativos. Precisamente ahora estamos preparando una jornada que se celebrará por tercer año con alumnos mediadores en el IES Universidad Laboral. Se trata de 200 estudiantes que trabajan en mediación en el ámbito escolar. Es una apuesta de la consejería de Educación para que la convivencia en el centro sea la correcta.

—¿Son estos alumnos una buena herramienta para evitar los abusos?

—Así lo considero, porque muchas veces desde los iguales se solucionan mucho mejor los problemas que con la intervención de un superior o con la autoridad del profesorado

—Además del acoso escolar, otra preocupación de los padres está en el tema de los deberes, como se comprobó el pasado curso. ¿Qué aportará la guía sobre buenas prácticas al respecto que se acaba de presentar?

—Esta guía fue una apuesta desde el Consejo Escolar de Castilla y León, y que recogió la consejería y acaba de ver la luz, tras un grupo de trabajo con padres y profesores. Ya está colgada en la web de educación y la tienen los centros para que conozcan y trabajen sobre esa recomendaciones. Según el informe, no suelen haber deberes en periodos vacacionales y las áreas que más deberes reflejan son matemáticas, lengua e inglés. El tiempo que dedica el alumno se sitúa entre los 30 y 90 minutos diarios. Coinciden profesores, familia y alumnos que los deberes son necesarios, solo hay que hablar de cómo hacerlos, porque favorecen el aprendizaje, el hábito de estudio y el trabajo autómono. En la guía se analizan cómo son los deberes y cómo tiene que ser la planificación y a partir de ahí se hacen unas recomendaciones, como que al principios de curso el centro planifique cómo ser los deberes, llegar a acuerdos con el alumnado y establecer criterios de corrección y cómo influye en la calificación. El centro debe saber que la familia tiene derecho a intervenir y conocer cómo son los deberes.

—Un caballo de batalla que se prevé a comienzos de este curso en Zamora es la no coincidencia de la Semana Santa con las vacaciones de Pascua, ¿en qué puede terminar esta situación?

—Desde la dirección provincial apostamos por cumplir la normativa y, sobre todo, por basarse en criterios técnicos a la hora de autorizar un cambio en el calendario escolar, que lleva un proceso de elaboración complejo. Desde la consejería pasa a a una comisión sectorial en las que están las organizaciones sindicales, después llega al Consejo Escolar de Castilla y León y en estos dos órganos se defiende que el calendario escolar tenga que basarse en criterios pedagógicos, independientemente de cuándo sean las festividades. De ahí proviene que ese calendario. La dirección provincial tramitará las peticiones de cambio, siempre según la normativa. En el caso de Zamora y la Semana Santa, que como zamorano defiendo que esa coincidencia es muy necesaria para Zamora, tenemos que respetar lo que opinen los profesionales y los padres, acercar posturas y cumplir con la normativa. El plazo para solicitar los cambios está abierto hasta el último día hábil de septiembre y se valorará después las solicitudes, que deben estar aprobadas por el consejo escolar del centro y sin afectar al tema de transporte escolar ni comedor si se comparte con otros centros.

—¿Lograr al fin la inversión para un nuevo Conservatorio en Zamora ha sido un logro largamente soñado?

—Es algo por lo que se lleva luchando desde hace mucho tiempo. Las condiciones de las instalaciones del Conservatorio actual no eran las mejores para desarrollar la práctica musical. Siempre hemos mantenido el contacto con la consejería y lo hemos tratado como un problema que tenía solución, desde la propia reforma del centro hasta la disponibilidad de parcelas. Cuando hemos tenido la oportunidad del famoso agujero del Palacio de Congresos, se ha elegido. Hemos conseguido tener un proyecto con más de 6,1 millones de inversión en un primer momento. Esto se debe a que hay una mejora y disponibilidad presupuestaria en la consejería, pero, sobre todo, a la sensibilidad del propio consejero y la inestimable ayuda del delegado territorial.

—Desde el cargo en 2009, ¿cómo valora estos años?

—Sobre todo hay que poner en valor al personal de la dirección provincial, con un grupo de 60 personas que lo único que le preocupa es que el curso se inicie el día que le corresponda sin incidencias. Un trabajo que los equipos directivos trasladan luego a la realidad el día a día. Produce tristeza que haya pocos alumnos en la provincia, pero hay que pensar que los que tenemos tienen que ser los mejore del sistema educativo. Siempre he abierto la puerta a todos, porque creo que hay que mostrarse colaborativo y cercano a toda la comunidad educativa.