La estación automatizada de medición de la calidad del agua del río Duero a su paso por Zamora sufrirá una transformación para garantizar que los datos recogidos se correspondan con la realidad. La Confederación Hidrográfica del Duero ha autorizado el cambio de los antiguos sistemas, al borde de su vida útil, por unos nuevos para controlar de una manera eficiente los vertidos realizados al cauce. Este tipo de equipos recogen información sobre el estado de las aguas y la envían a tiempo real al Centro de Control de la Cuenca situado en Valladolid. Con esta actuación, Zamora se asegurará de vigilar constantemente los vertidos realizados y evitar así problemas de suciedad y olores derivados de esta problemática.

En apenas ocho meses, la estación de medición de aguas de la capital habrá renovado por completo sus equipos para detectar inmediatamente cualquier vertido que se pueda producir en el cauce. "La información obtenida a través de los nuevos equipos resulta de gran utilidad para la vigilancia de los vertidos", apuntan desde la Confederación Hidrográfica del Duero. Lo cierto es que este tipo de sistemas fueron puestos en marcha entre los años 1994 y 2008, por lo que varios de ellos se encuentran al límite de su vida útil. "Esto desaconseja su uso y hace que sea necesario sustituirlos por otros más modernos para evitar errores de muestreo y medición que se pudieran dar de cara al futuro", explican fuentes del organismo de la Cuenca.

La medida que se aplicará en Zamora para conocer los datos de la calidad del agua en la capital está incluida dentro del Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero y por eso se ha decidido impulsarla sin titubeos una vez conocida la obsolescencia de los actuales sistemas utilizados. "Esto nos permitirá garantizar la fiabilidad de los datos relativos a la calidad del agua circulante en diversos parámetros", detallan desde Confederación. En la capital, cabe recordar, han existido diferentes problemas de vertidos durante los últimos cursos debido a deficiencias en los colectores. Tanto fue así que, el pasado mes de enero, la Confederación Hidrográfica del Duero exigió al Ayuntamiento de la capital el arreglo de las fisuras que daban como resultado la llegada de aguas fecales por la margen derecha del río.