Si, como reza el dicho, las obras de palacio van despacio, las del AVE no le van a la zaga. Y el paso del tren de alta velocidad por Valorio es un ejemplo paradigmático de lo que se puede dilatar en el tiempo una obra, sencillamente porque se ha hecho a base de arreones lo que ha hecho que la ejecución se eternice en el tiempo. Y eso que en la zona estas obras están creando un perjuicio evidente, el corte entre Valorio y la zona de Valderrey que impide el paseo cotidiano de los ciudadanos y el paso de dos célebres manifestaciones de religiosidad popular, como es el Cristo de Valderrey y el regreso de la romería de la Concha desde La Hiniesta. Las fechas hablan por si mismas. En marzo de 2010, hace casi seis años y medio se adjudicó la obra del AVE en el tramo entre Zamora y La Hiniesta, con un plazo de ejecución de 24 meses. Si embargo, no fue hasta septiembre de 2012, es decir, hace un lustro, cuando comenzaron los trabajos de forma efectiva y en octubre del año siguiente se cortaba al tránsito el paso bajo el puente que unía Valorio con Valderrey. Salvo el primer año, en que se permitió de forma excepcional el paso de los romeros de Valderrey, aún por zona de obras, el resto de los ejercicios ha sido necesario tomar una ruta alternativa que evitara el tramo más recto entre esa zona y Valorio, ya que Fomento descartó, por razones de seguridad, permitir pasar a la gente.