A veces, los propios ciudadanos son quienes deben pasar a la acción si observan un ejemplo de dejadez que no comparten. Así ocurrió en marzo de 2016, cuando el pintor Manuel Esteban encargó "tapar" las pintadas de la portada sur de San Ildefonso, cegada y sin uso. Desde entonces, un color acorde con la piedra románica hace que los vecinos y los forasteros disfruten de la perspectiva sin reparar en que allí hubo pintadas.