El número de muertes por ahogamiento en España ha crecido un 15% respecto a 2016, situándose en 305 las personas fallecidas en medios acuáticos en lo que va de año, según la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. Una cifra que supone ya casi la mitad de las muertes en carretera, 673 personas durante los siete primeros meses. Silvia Blanco Alonso, instructora de salvamento y socorrismo explica su experiencia en esta profesión.
- ¿Cuál es la principal causa de estos sucesos?
-Esencialmente se fundamentan en falta de información y de responsabilidad. Hay que concienciarse de que los socorristas somos vigilantes, pero no "niñeros". Los usuarios no son consecuentes del peligro que tiene el agua y acciones, como por ejemplo una "aguadilla" que a simple vista parece sin importancia, realmente pueden jugar una mala pasada.
- ¿Qué medidas cree que son necesarias para evitar o, al menos, reducir el número de ahogamientos?
-Es preciso implantar más campañas de concienciación y comunicación, instaurar formación obligatoria sobre primeros auxilios en las escuelas, así como, natación dentro del currículo de Educación Física que, aunque está extendida en muchos centros, aún son una minoría.
- ¿Cree que actualmente los espacios acuáticos públicos tienen suficiente seguridad?
-Sería necesaria la instalación de desfibriladores en espacios públicos como piscinas, una herramienta que tiene más eficacia que el RCP manual.
- ¿Cómo valoran su papel los usuarios?
-Los bañistas tienden a no respetar al socorrista, que en este caso es la autoridad de la piscina. Especialmente, cuando eres mujer. No nos toman igual de en serio como a los que son de género masculino.
- Además de instructora, usted es socorrista de la piscina municipal de Morales del Vino. ¿Ha tenido algún incidente durante este verano?
-Sí, principalmente uno. Un par de menores estaban compitiendo a ver quién aguantaba más bajo el agua, en una zona lo suficientemente profunda. Uno de ellos se quedó sin oxígeno y el otro dio el aviso. Inmediatamente lo saqué y le hice la reanimación. Aunque acudieron los servicios sanitarios, finalmente no fue necesaria su intervención. Experiencias como ésta te dejan tocada.
- Desde su experiencia, ¿cree que la normativa de las piscinas públicas es respetada por los bañistas?
-En general, no. Los usuarios muchas veces cumplen las normas una vez que los socorristas intervenimos.
- Por parte de las familias, ¿cómo es la actitud cuando acuden con sus hijos?
-Muchas veces no se preocupan en absoluto y piensan que por vigilar desde cierta distancia es suficiente, pero no es así. En un descuido puede suceder un accidente y el tiempo en salvamento es vital.
- Desde su punto de vista, ¿cree que los bañistas son suficientemente responsables?
-No. Una de las normas de carácter general en todas las piscinas es la que obliga a los menores de 14 años a bañarse acompañados por un adulto. Muchas piscinas no cumplen esta regla y ni siquiera los padres, que dejan a los menores ir solos simplemente porque saben nadar, pero no es solo tener adquirida esta destreza. Es imprescindible que todos los niños aprendan a nadar desde muy pequeños. Esta habilidad ayuda a desarrollar ciertas capacidades motrices que no aportan otros deportes.
- Como instructora en esta disciplina, ¿qué cualidades se demandan para ser socorrista?
-Especialmente ser responsable, tener sentido común y reciclarse.