El gasto del Estado en prestaciones a los desempleados de la provincia ha caído a casi la mitad desde hace cinco años, cuando la cifra de parados tocó máximos. Los datos del Servicio Público de Empleo Estatal indican que, en junio de este año -son las últimas estadísticas disponibles- se destinaron más de 3,9 millones de euros para dar cobertura económica a los zamoranos que habían perdido su empleo y tenían derecho a algún tipo de percepción.

La cifra actual poco tiene que ver con los más de 7,1 millones que el Estado tuvo que destinar a los desempleados en junio del año 2013, hace justo un lustro.

La explicación es doble. Primero, hay que tener en cuenta que ahora son menos los desempleados que tienen derecho a la prestación contributiva o al subsidio por desempleo. Es cierto que el paro ha bajado, pero también lo es que el porcentaje de desempleados sin protección es ahora más alto que en verano de 2013. Entonces, en plena recesión, muchas personas acababan de perder su empleo o lo habían hecho unos meses antes. Además, lo hacían -como norma general- después de un buen número de años cotizados, lo que aseguraba cobrar las prestaciones durante, al menos, un par de años. La consecuencia era que la mayoría de los parados recibía algún ingreso, en mayor o menor medida, del Estado.

Ahora la situación es distinta. El paro ha bajado con fuerza desde entonces, pero hay que apuntar también que más de la mitad de los parados registrados en Zamora no tiene ningún ingreso. Algunos no tienen porque ya han agotado todas las prestaciones posibles al alargarse su situación de desempleo y otros, fundamentalmente los jóvenes, porque todavía no han cotizado lo suficiente como para acogerse a las ayudas oficiales para paliar en parte la ausencia de ingresos.

El resultado de todo esto es que las partidas que el Estado destina a los desempleados zamoranos han menguado un 45% en solo cinco años. La situación, que se repite de forma casi idéntica a lo largo del territorio nacional, da a las arcas públicas un importante respiro.

La caída ha sido la tónica dominante de todo el periodo analizado. Las partidas destinadas a pagar las prestaciones a los desempleados han ido a la baja de la mano del descenso de personas que las necesitaban o tenían derecho a ellas. En verano de 2014 se destinaban a este fin seis millones de euros, cifra que bajó hasta los 4,8 millones en 2015 y hasta los 4,2 en 2016. Ahora ya se ha bajado de la barrera de los cuatro millones mensuales.

La prestación media también ha caído, aunque evidentemente no lo ha hecho en la misma proporción. Los 745,6 euros actuales son una cifra un 5% a los 776,8 de hace cinco años, algo que indica que, como término medio, los parados han perdido poder adquisitivo durante el último lustro. La tendencia también ha ido a la baja durante todo el periodo.