La construcción de la carretera de Vigo precisó de elevar la cota de la calzada hasta hacer viable el tráfico junto al Duero. Tras la prohibición de circular por el Puente de Piedra -medida adoptada en 2013- deja sin sentido las obras llevadas a cabo hace ahora más de un siglo. Ahora bien, la recuperación del arco número 16 con la retirada de los materiales acumulados en la zona también supondría la recuperación de las antiguas rampas. El carácter defensivo que el viaducto tuvo en origen justifica el acceso a través de una pendiente considerable.

Para el arquitecto Francisco Javier Rodríguez Méndez -quien realizó en los años noventa un profundo estudio documental de la evolución de la infraestructura junto a otros profesionales- recuperar las rampas sería "asumible" dado que la pendiente estaría, en todo caso, por debajo del 10%, nivel máximo que permiten las leyes de accesibilidad. "Existen otras rampas en la ciudad, como el Piñedo o el Pizarro, con una pendiente superior a la que tendría el acceso al Puente de Piedra", ejemplifica.

Hasta la fecha, los beneficios de esta reestructuración han quedado eclipsados por la idea de recuperar las antiguas torres defensivas que, de cualquier modo, tampoco son las originales. Dicha actuación "podría llevarse a cabo con total fidelidad a través de las técnicas fotográficas actuales", apuntan los expertos. Junto a las torres, existen otros aspectos recuperables, como la antigua anchura del viaducto (una vez eliminado el tablero construido para el tráfico rodado), los antiguos pretiles o un pavimento acorde con el puente.