Más allá de la idea romántica de recuperar parte de la fisonomía original del Puente de Piedra y de las actuaciones necesarias para garantizar la seguridad de la estructura medieval, la intervención en esta zona de la ciudad traería consigo notables beneficios para los habitantes de los Barrios Bajos. La supresión la "loma artificial" creada hace un siglo para permitir el tráfico rodado sobre el viaducto "beneficiaría notablemente" a las viviendas de la avenida del Mengue que miran al Duero y, además, ofrecería una perspectiva diáfana del río Duero desde esta parte de la margen derecha.

Las actuaciones están detalladas en el informe director elaborado por los arquitectos Francisco Somoza y Francisco Javier Rodríguez Méndez en 2014 por encargo del Ayuntamiento que entonces presidía Rosa Valdeón. En aquella fechas, los expertos propusieron cuatro niveles de actuaciones, del más liviano al más radical, de la recuperación íntegra de la imagen original del viaducto a las actuaciones básicas, necesarias para garantizar la buena salud de la estructura defensiva.

Entre ellas, algunas intervenciones destinadas a dar marcha atrás a la severa intervención practicada entre 1905 y 1908 para permitir la circulación e los primeros vehículos de la modernidad. Además de suprimir las torres -demasiado angostas para los coches- fue construida una loma artificial para eliminar la empinada rampa que conectaba la avenida del Mengue con el Puente de Piedra. "Los carros tenían que girar en ángulo recto y en cuesta, algo imposible para los vehículos", detalla Rodríguez Méndez. Como consecuencia, los materiales depositados sepultaron el arco número 16, solo visible en fotografías anteriores a 1905.

Dar marcha atrás a esta actuación no solo es factible, sino que además tendría beneficios evidentes. "Dado que el puente ya no va a tener tráfico rodado, podrían recuperarse las rampas primitivas y el arco oculto bajo la rotonda norte", asegura el arquitecto. Los edificios que miran al Duero recuperarían su antigua cota, ya que aquellas obras obligaron a edificar muros de hasta dos metros de altura frente a las viviendas. Además, "existe un solar degradado que se usa como aparcamiento", advierte el experto, que abandonaría su ubicación marginal. Desde esta zona -calles Puente e Ignacio Gazapo- volvería a divisarse el río sin mayor obstáculo.