El casco histórico de la capital ha perdido casi 2.000 vecinos en los últimos doce años. La desertización de la zona ha llegado a los valores más bajos de las dos últimas décadas con una población actual en la zona que ni siquiera alcanza la barrera del millar, en concreto, 989 personas empadronadas, según los datos facilitados por el Ayuntamiento. La institución municipal toma como referencia la distribución de la ciudad conforme a las asociaciones vecinales, una división diferente a la del INE, que engloba un territorio mucho más amplio que incluye parte de La Horta y Barrios Bajos a través de la muralla. En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística computa hasta 3.431 vecinos en el casco antiguo. Pese a ello, la proporción de pérdida de población es similar, ya que solo en el último año registra una caída de medio centenar de personas y alrededor de 1.200 en la última década.

El proceso de despoblación que arrastra el casco histórico preocupa a vecinos y, sobre todo, a los negocios de la zona antigua, condenados a subsistir casi en exclusiva de los turistas. La pérdida de población en la zona antigua hace necesaria cada vez con más fuerza la redacción de un nuevo Plan Especial del Casco Histórico, desactualizado tras varios años fuera de vigencia. El tan demandado proyecto se encuentra bloqueado desde hace varios mandatos a la espera de una consignación económica que le permita echar a andar, dado que la última convocatoria para atraer fondos europeos dio la espalda al casco histórico.

Las previsiones del concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Zamora, Romualdo Fernández, pasan por consignar una partida económica aún por especificar de cara a los presupuestos del próximo 2018 para impulsar el plan especial a corto plazo. "Nuestra labor a partir de ahora es intentar por todos los medios la modificación del plan, porque ahora mismo en lugar de ser un elemento dinamizador es casi una barrera para que el casco histórico evolucione de manera positiva", razona el responsable de Urbanismo en la institución municipal.

Las líneas generales del nuevo documento plantearán modificaciones en alturas, materiales e incluso la siempre polémica peatonalización de la zona. El futuro documento tratará de revitalizar la zona a costa de flexibilizar las exigencias a la hora de construir sin perder de vista su ubicación en un área histórica.

El futuro Plan Especial del Casco Histórico tendrá entre sus principales objetivos corregir la pérdida de población residencial en el casco antiguo. La caída se atribuye, en parte, a la situación que presentan muchas viviendas por no estar adaptadas a las necesidades de familias modernas y al escaso interés que existe en su recuperación como consecuencia de las limitaciones del plan actualmente en vigor. El cambio implicaría de algún modo un ajuste de los niveles de protección para adaptarlos a la situación real de las edificaciones.

Para abordar la pérdida de población, las soluciones urbanísticas del casco histórico y los nuevos modelos de ciudad el Ayuntamiento tiene previsto organizar unas jornadas urbanísticas. Las sesiones se desarrollarán de cara al próximo octubre.