-Alude a que también tocó ante un auditorio muy especializado...

-Opté por tocar una gaita sanabresa con una enorme campana que alguien incluso dijo que parecía más una dulzaina pegada al fole, por su gran tamaño. Sorprendió que siendo una puntera tan larga sonara tan dulce y que el roncón de madera de Urce, que no era muy grueso, tuviera una gran sonoridad. En definitiva la gaita bastante conjuntada. Entre otra de las curiosidades un compañero mexicano explicó que por la altura a la que reside él solo puede tocar el instrumento afinado un cuarto de hora y luego o bien cambia de gaita o la reafina. A mayores hubo una exposición de gaitas en la que cada uno de los participantes en el congreso aportó un instrumento. En mi caso fue esa gaita de Sanabria que estuvo al lado de alguna escocesa y otras asturianas.