El centro se organiza conforme a un proyecto de estructuración ambiental y espacial -basado en un plan similar desarrollado para niños con autismo- que ofrece a alumnos con diferentes tipos de discapacidad mental un sistema de señales reguladoras del entorno, para que ellos, en todo momento, sepan dónde están ubicados.

Los colores son la base principal de este sistema. De este modo, las bandas rojas a lo largo de los pasillos recuerdan al alumno que se encuentra en la planta baja del centro. El verde es el color elegido para la primera planta y el azul para la segunda.

Del mismo modo, es habitual ver las paredes de aulas y pasillos con diferentes carteles en colores llamativos e ilustrados con dibujos para señalar espacios como las clases, los servicios o los despachos. Una imagen, un icono, una palabra o el gesto en lenguaje de signos encamina a los niños a donde tienen que acudir en determinados momentos del día, según sus horarios.

Precisamente, el programa lectivo de cada día también está desarrollado en las clases con este sistema. Para ello existen los denominados marcadores temporales para indicarles tanto las actividades diarias en las aulas como aquellas más extraordinarias o información ordinaria de cada clase, como pueda ser la lista de los alumnos -con sus fotografías- la fecha del día, el estado del tiempo, el menú del comedor o las tareas que tienen que realizar.