Conoce en su propia piel lo que es el exilio económico, la emigración en busca de una vida mejor, de oportunidades, primero con sus padres, siendo una niña de ocho meses, a Barcelona, siendo licenciada en Literatura, a Estados Unidos (EE UU). Tina Escaja, presidenta de la Asociación de Licenciados, Doctores y Profesionales Españoles en EE UU (Aldeeu), trabajó en los oficios más diversos, en una pescadería, en una pollería, para obtener ingresos complementarios a su beca y poder doctorarse en Estados Unidos, donde ahora es catedrática de Literatura Iberoamericana en la Universidad de Vermont. Vuelve estos días a Zamora, su tierra, a la que se siente especialmente vinculada, para celebrar la Asamblea anual de su Asociación.

-La Asociación que preside, ¿con que objetivo nace?

-Nació en 1980 como un elemento para crear comunidad, una forma de apoyo a los que habíamos emigrado y mantenimiento de lo propiamente español entre la gente que vivimos allí. Entonces era un grupo relativamente pequeño de personas, que ha llegado a crecer hasta los 500 y en la actualidad somos 250 españoles de todos los puntos del país residentes fundamentalmente en EE UU y también asociados, no nacidos aquí pero con filiación española, muy interesados y vinculados con España y todo lo que tiene que ver con este país. A la Asamblea acuden cien.

-Además de para darse apoyo mutuo entre los socios, ¿para qué más sirve la Asociación?

-Queremos promocionar la presencia española en Estados Unidos, que es una sociedad monolingüe y endocéntrica, en la que los españoles no tenemos la mejor reputación. Tenemos conexiones con otras agrupaciones de científicos, con la agencia Efe de noticias, hacemos publicaciones, tenemos una página web y una académica, "Cuadernos de Aldeeu"; monografías de Aldeeu; el boletín de Puente Atlántico...

-El Congreso, titulado "Diáspora española: migración y exilios", aborda cuestiones tan diversas como la literatura, la política, la guerra civil...

-Zamora es una provincia de exiliados económicos, sociales, políticos, yo soy parte de eso, dejé con mis padres Zamora en esos trenes que iban puntos de España más industrializados, en este caso, a Barcelona. He crecido en los extrarradios de esa ciudad. Mi historia es la historia de los demás, de los que se han ido porque no había oportunidades. Hemos querido hacer una amplia reflexión sobre esta cuestión tan poliédrica.

-¿Cómo ven los españoles radicados en EE UU el que España esté perdiendo a las generaciones mejor preparadas, y para desarrollar trabajos de lo más precario en el extranjero?

-Sin sorpresa porque estamos habituados. Es muy trágico, cuando yo me fui en 1988 el índice de paro era altísimo y no había manera de trabajar, afectaba fundamentalmente a las mujeres, si no tenías vinculaciones con quien pudiera echarte una mano para conseguir trabajo, no había manera. Yo he vendido pollos, despojos, pescados, trabajé en lo que me dieran. Tenemos una vocal que está en Noruega y forma parte de esa diáspora. Yo tuve la oportunidad de conseguir una beca y desarrollar mi carrera en EE UU y, como yo, muchísimos españoles.

-¿España es un país abocado a perder de forma cíclica a sus jóvenes porque somos el sur de Europa, los pobres?

-Qué triste, no sé, no soy economista. La mala situación económica no es exclusiva de España, otros países europeos sufren esta crisis. Me quiero resistir a pensar eso porque es una forma de profecía, si lo mantenemos a lo mejor sucede. No quiero llegar ahí porque seguimos contribuyendo a esa percepción de que el sur tiene deficiencias que llevan a estas situaciones. No creo que el Reino Unido esté mejor. Hay también un elemento de pertenencia a una clase.

-¿En EE UU no es así?

-En EE UU hay muchos problemas, soy extremadamente crítica con ese país, pero el elemento de clase, aunque también existe, está contrarrestado en parte por una serie de oportunidades, en España no. Y no sé hasta que punto se da en otros países que no son del sur, es una opinión personal.

-¿Quiere decir que EE UU sigue siendo ese país en el que uno se puede hacer a sí mismo?

-No quiero entrar en el cliché, sería totalmente injusto, hay muchos grupos minoritarios que no tienen acceso, ya sabes que la educación es muy, muy cara. Pero, por ejemplo, yo aquí estuve vendiendo pollo y no tenía absolutamente ninguna opción. En cambio allí, con un sistema de capitalismo muy duro, hay ciertas opciones a las que puedes acceder sin necesidad de ser "el hijo de". Soy testigo de que allí todo es estrictamente transparente, no nos importa la procedencia.

-¿Un mal típico español?

-No, en Europa, mi marido es alemán y yo observo que hay un elemento ahí, de procedencia de clase social, que es menor en EE UU. Por supuesto, luego está toda la problemática de las minorías, que son desplazadas socialmente, con menos oportunidades.

-Su historia no es la de todos los emigrantes de EE UU, menos del hispano, al que los norteamericanos miran con recelo.

-Por supuesto, no sabes lo duro que es, creen que yo soy mejicana y he sufrido la discriminación social, pero a nivel profesional debo decir que mi carrera fue becada totalmente, he sido capaz de conseguir un puesto universitario, como catedrática muy sólido. La marginación está ahí, es muy fuerte y continúa vigente, sobre todo, con Donald Trump, con un criterio excepcionalmente xenofóbico, racista. Pero Obama es el que más deportaciones hizo.

-¿Es un país duro?

-Sí, es muy duro, no soy una persona de referencia, hay mucha lucha por simplemente sobrevivir entre los hispanos, para los inmigrantes de todos los lados, estamos en un momento muy difícil.

-¿Su Asociación lucha contra esa xenofobia?

-Por supuesto, estamos ligados a muchos grupos, como la Academia Norteamericana de la Lengua Española, hubo una reacción cuando Trump eliminó de la página web del Gobierno la parte escrita en español y apoyamos. Tenemos una vinculación política, por supuesto, e intentamos integrar lo temas candentes y actuales a los asuntos que abordamos anualmente.

-¿Ayudan a los jóvenes que llegan allí?

-Estamos ahí, muchos jóvenes contactan a nivel individual con nosotros, a mí me pasa con universitarios de mi campo docente, pero no está institucionalizado, pero tampoco tenemos fondos, somos una asociación sin ánimo de lucro.

-Como profesora, ¿el sistema educativo estadounidense es más avanzado que el español?

-Yo traje a mis hijas a Zamora y las escolarizadas durante un curso en un colegio público de Zamora. Observé lo que recordaba, el sistema educativo español es muy exigente, muy duro, llega a extremos que me sorprendía, al principio, gratamente porque todos queremos que nuestros hijos estudien mucho. En EE UU el nivel es muy inferior en cuanto a cantidad de conocimientos. En España prima la memoria. Lo ideal es el término medio.

-¿En qué se diferencian?

-En EE UU tienen otro tipo de planteamiento, que creo que comienza a aplicarse aquí, de trabajar la deducción, explorar menos la cantidad de conocimientos. Aquí, por ejemplo, atiborran a un niño con las partes de una flor que después no recuerdan, mientras que allí no saben lo que es en términos generales.

-¿Y en la universidad?

-A nivel universitario, sería como un bachillerato aquí, pero es otro tipo de estructura, los estudiantes tienen que hacer Artes Liberales, hacen una pequeña formación de cuatro años, el subgrado, como los créditos en España. Es magnífico el doctorado, más exigente, te formas con gente extraordinaria.

-¿Qué podría adoptar España?

-La gente que se ha formado en España tiene nivel intelectual y cultural mucho más alto, no podría aconsejar que se adopte mucho, salvo un metodología menos vinculada a la obsesión por la memoria, sería importante que se trabaje desde la idea de que el niño aprenda a pensar, que creo ahora en España se va por ahí.