3.500 palitos de madera y cola blanca. Con estos simples materiales, un grupo de alumnos de la Escuela Politécnica Superior de Zamora, capitaneados por Miguel Clemente Sánchez, estudiante de Ingeniería Mecánica, ha logrado el segundo puesto en el XIV Concurso de Puentes de la Universidad Miguel Hernández de Elche. "El reto era lograr la máxima resistencia con el menor material posible", resume Clemente.

Emilio José Carrasco y Jorge Roncero han sido los otros dos compañeros que han participado en este proyecto, bajo la tutela del profesor Alberto Villarino, para el que también han contado con la colaboración de estudiantes de otros grados de la Escuela, como Ingeniería de Materiales o Ingeniería Civil. Entre todos construyeron un puente de tres kilos -las normas limitan a 3,5 kilos el peso de las piezas participantes, incluyendo una base de contrachapado donde se debía apoyar- que lograron resistir una carga de 688 kilos. "El puente de los ganadores, estudiantes de Elche, aguantó 700 kilos, pero ha habido años que se ha superado la tonelada", explica el estudiante.

Clemente, quien subraya su agradecimiento al personal de la universidad y a los compañeros para poder haber llegado tan lejos en este certamen, asegura que lo que más le atrajo de este concurso fue probarse "a trabajar con equipos humanos y dirigir un grupo de gente, además de coordinar todas las áreas, porque había poco tiempo para hacerlo, así que se necesitaba ser muy eficiente, no nos quedaba mucho margen para equivocarnos", resume.

Los profesores de la Escuela Politécnica Superior, Ana Belén Ramos y Manuel Domínguez, también colaboraron con esta iniciativa, apuntando hacia dónde debía ir la construcción del puente. "Gracias a ellos aplicamos el principio de antifunicular de la carga y, basándonos en él, fue como ideamos el puente, con la mayor parte del material intentando que trabajara tracción con presión, porque era como más resistente podría resultar, para evitar esfuerzos de flexión", apunta.

Las fechas en las que se celebró el concurso en Elche hizo que solo fuera posible la presencia de Miguel Clemente con el profesor Alberto Villarino. "Al principio iba con ganas de pasarlo bien, pero sin muchas expectativas, al ser la primera vez que participábamos. Aunque según se iban cayendo los otros puentes y el nuestro resistía la carga de las placas, entraron los nervios", confiesa. Finalmente, la estructura sencilla del puente y el mes de trabajo intensivo dieron sus frutos y se volvieron a casa con un más que destacable segundo puesto.