"Herencia". Un lugar inquietante, siniestro, rupturista, extraño, misterioso para quien traspasa la puerta, en perfecta sintonía con los trabajos de los cinco artistas zamoranos que exponen, Iria Katarina, Arturo Ledesma, Miguel Ángel Quintas, Aquilino Ramos y María José Rodríguez Tobal. "Obra sin título", "Soñadoras", "Paternidad" e "Infinito", un recorrido por el imaginario de cada uno de ellos, arte conceptual, que se inaugura hoy en la Sala de Cura y se puede disfrutar hasta el 16 de julio.

El visitante se inquietará con la siniestra "Obra sin título", una composición, "una ficción", entorno a una casa en cuyo interior se puede husmear. "Representa el mundo apocalíptico, después del desastre que estamos viviendo, generando con el tipo de vida que llevamos", explican los artistas plásticos Iria Katarina y Arturo Ledesma. La pieza, que se encuadra en un proyecto más grande, alude a "espacios reutilizados, intervenidos porque se han destruido" con anterioridad. La composición va acompañada de un verso inquietante del poeta leonés Leopoldo María Panero: "al amanecer los niños montaron en sus triciclos, y nunca más volvieron".

"El finito que termina en infinito de tramas de vidas y muertes" está presente en esta muestra, en una serie de diez pinturas digitales de la artista multidisciplinar Rodríguez Tobal, que conforman "Infinito". Es el símbolo de "la sucesión" de esas vidas y muertes, apunta, que están "tan cerca que forman parte de lo mismo, si lo aplicamos a las vidas de otras". Su hermano, el poeta Juan Manuel Rodríguez Tobal aporta un poema visual "inspirado en la subida al Monte Carmelo de San Juan de la Cruz". Se juega con la idea de infinito, paralelismo con la eternidad, abunda la pintora.

En la misma dependencia, el escultor y artista conceptual Aquilino Ramos nos adentra en la "Paternidad" con el ánimo de denunciar "el terrible legado de la violencia contra las mujeres", que le llena de "ira, ¿cómo a alguien que se le quiere se le puede herir?". Preside el lugar una gran escultura hinchable en scayteex azul oscuro porque, "lo masculino es de ese color para mí". La misma obra está hecha en una pieza pequeña de acero. Las dos representan "al padre de la violencia, el padre de todos los padres del maltrato, todos los hombres están contenidos en ese hombre" que lanza al alto a un niño.

El autor realizará una especie de performance, "una acción fluxus, e intervendré la escultura con ayuda de Fernando Martos y María José. Durará cinco minutos como máximo y expresará todo el maltrato que se ha hecho a las mujeres" a lo largo de la historia.

Con los dieciséis retratos en la vieja técnica del colodión, el fotógrafo Miguel Ángel Quintas nos descubre "Soñadoras", dieciséis rostros de personas, hombres y mujeres, que "caminan hacia un sueño mientras transforman el camino en el objetivo primero". Así expresa el vanguardista y conceptual captador de imágenes "el vivir alimentando sueños, vivir la paradoja de estar dentro del sueño y, sin embargo, sentir el objetivo tan lejano", versa el texto que acompaña a su creación.

Quintas ha seleccionado a "gente que considero soñadora, que tiene ideales y perseverancia en ellos". Son "gente de la cultura y del arte", más o menos reconocidos, pero todos y todas "con vidas reseñables, sin ninguna cuestión magnífica, grandiosa, libres todavía y que siguen buscando los caminos que siempre se han planteado y otros que no". En definitiva, este compendio de retratos "refleja mi vida a través de sus protagonistas", de esas personas soñadoras. Miguel Ángel Quintas ha elegido el colodión, la técnica en la que ahora está centrado por "artesanal, pegada a la piel" que puede sentir en sus manos.

La elección de la Sala de Cura, la cuarta vez que exponen ahí, obedece a lo especial del lugar -donde se curaba el embutido-, que conserva los ganchos en el forjado, las puertas inmensas..., indica María José. "Es muy versátil, es mágico, cualquier obra adquiere allí una dimensión especial".