Según señaló el propio alcalde de la ciudad, Francisco Guarido, las reuniones entre miembros del equipo de Gobierno y el comprador del edificio de la harinera de San Isidro, en la avenida de la Feria, han durado dos largos meses "con el fin de buscar una posible alternativa para el mantenimiento de la fachada en base a una compensación de edificabilidad y asumir el coste del apeo del frontispicio".

En este sentido, el alcalde reconoció que la cantidad económica que se pedía por dicho apeo para dar estabilidad a la fachada del edificio era "muy considerable, aunque realmente lo costara", precisó y añadió a todo ello que también se les solicitaba que realizaran parte de los muros "porque la conservación de esa fachada obligaba, si se aumentaba esa edificabilidad, no solo a tener una planta de garajes, sino dos, con lo que se encarecían aún más los costes para el empresario".

El acuerdo entre Ayuntamiento y comprador, finalmente, no ha sido posible, en parte debido a las limitaciones en los incrementos de edificabilidad que establece el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y al elevado coste del apeo de la fachada del inmueble.

En definitiva, y según finalizó Francisco Guarido, "no se puede perjudicar a un promotor que compró de buena fe un edificio en desuso para la construcción de viviendas".