Recién jubilado como gerente de Gaza y premiado con la medalla a la Dedicación Empresarial por la Cámara de Comercio en los premios Vulcano y Mercuriopremios Vulcano y Mercurio, dos circunstancias concatenadas para que José Luis Calvo Rosón pronunciara durante la entrega de premios un discurso "sin pelos en la lengua" que mereció la ovación de los convocados, la mayoría, empresarios como él. Como él mismo dijo, la del miércoles, en el Teatro Ramos Carrión, sería muy probablemente su última intervención pública, así que no dejó nada guardado en la recámara.

Calvo Rosón reclamó un cambio radical en la manera de funcionar de las distintas administraciones, lo que denominó "funcionarios proactivos", en lugar de aquellos que con su "exceso de celo" alargan hasta la extenuación los ya de por sí largos trámites burocráticos que supone la apertura o la ampliación de cualquier empresa de la provincia. El exgerente de Gaza sabe bien de lo que habla puesto que la cooperativa, una de las principales empresas zamoranas, puntera en Castilla y León y con planes para su expansión, aguarda, desde hace más de un año el visto bueno a una ampliación que supondría la creación de los tan necesitados puestos de trabajo en Zamora.

Para el galardonado por su larga etapa en la fábrica, que comenzó muy joven a trabajar al lado de su padre en la central lechera, la normativa existente es excesiva y compleja, cuando la dramática situación económica y social de provincias como Zamora exigiría todo lo contrario. "Pronto se acabará legislando para el desierto, porque aquí ya no quedará nadie", pronosticó Calvo Rosón, mientras el auditorio se dividía entre los aplausos de los empresarios y el pasmo de las autoridades, a pesar de que ya es casi norma que se conviertan en blanco de los dardos de los empresarios en este tipo de actos.

Esta vez no iba a ser menos y José Luis Calvo, con la medalla a la dedicación empresarial al cuello, se dirigió directamente a los políticos. Primero reclamó una actitud más dinamizadora por parte de los responsables públicos, a quienes emplazó a acudir a otras ciudades a empresas que pudieran instalarse en Zamora a cambio de unas condiciones favorables en cuanto a trato fiscal y, de nuevo, facilidades burocráticas. Porque el panorama a medio plazo lo pintó así de crudo: "Si yo fuera senador propondría declarar a Castilla y León, Castilla la mancha, Aragón y Extremadura como zonas devastadas, con alguna excepción como Valladolid", en clara alusión a la capital de la comunidad como receptora de la parte más jugosa de las inversiones en detrimento del resto de las provincias.