El calor reinante ayer por la mañana no impidió que cientos y cientos de niños que han recibido el sacramento de la Primera Comunión este año en todas las parroquias de la capital cumplieran con la costumbre de acompañar al Santísimo Sacramento por las calles del casco antiguo con motivo de la celebración del Corpus Christi.

La Custodia emprendía la marcha desde la Catedral tras la misa presidida por el obispo de Zamora, Gregorio Martínez. La comitiva realizó estación en cada uno de los altares situados por el casco algunos por cofradías como el Santo Entierro que situó un pequeño monumento a la altura de su local; Nuestra Madre colocó lonas en la fachada del edificio de la residencia del Amor de Dios; a las puertas del convento del Tránsito la Saleta situó los pastores del grupo que hiciera Ramón Álvarez y la Cofradía del Corpus ubicó un altar nido con pequeños que recibieron la bendición del obispo zamorano. Los particulares también engalanaron sus viviendas, como la familia Crespo Neches que en la casa familiar además de figuras religiosas puso un traje de luces como homenaje al torero Iván Fandiño, fallecido el sábado en una corrida de toros en Francia, al tiempo que otros residentes optaron por engalanar los balcones con mantones o banderas de España. Además, la Junta pro Semana Santa montó un altar presidido por el paso de la Santa Cena ante el Teatro Ramos Carrión .

Del orden de dos centenares de menores precedieron a la Custodia en una comitiva que abrió un grupo de músicos de Tradición y Música Popular, los gigantes que bailaban al ritmo de flauta y tamboril tras los que iban las gigantillas. Las dulzainas antecedieron a la Tarasca que al llegar enfrente del altar donde estaba entronizada la imagen de la Virgen de Concha le hizo una reverencia para sorpresa de los zamoranos que esperaban, concentrados en las sombras, la llegada del Carro Triunfante a la Plaza Mayor. Durante la espera muchos fueron los fieles que se inmortalizaron delante de la patrona de la ciudad que estaba situada en una estructura con dosel colocada a los pies de la torre del templo de San Juan y que contaba con la mesa de altar de San Antolín. "La Virgen queda muy bonita junto a la iglesia" comentaban varios de los presentes en el ágora.