El toresano y directivo de 1A Ingenieros Ricardo Fortuoso ha sido elegido presidente de la Agrupación Empresarial Innovadora de Construcción Eficiente (AEICE), en sustitución de Alejandro Miranda, quien presentó su renuncia al cargo en la reunión de la asamblea general del "cluster" por motivos personales y profesionales.

-¿Cuáles son los objetivos del clúster de la construcción de Castilla y León?

-Es una agrupación de empresas que principalmente se centra en la innovación, en la construcción eficiente. Intentamos fomentar la innovación en las empresas asociadas a través de grupos de trabajo que se generan para determinados campos. En este punto, últimamente hemos estado haciendo algún proyecto de recuperación de la fibra de carbono de las palas de los aerogeneradores para fabricar asfalto. También trabajamos en la Acción 3R para hacer rehabilitación eficiente de los edificios y las ciudades. También estamos trabajando en la edificación 4.0, relacionada con la construcción inteligente y la automatización en lo relativo a la construcción.

-¿Cómo se define la construcción eficiente? ¿Qué la diferencia de la tradicional?

-Por un lado está lo que sería la digitalización de los procesos de construcción y automatización de los mismos, para poder construir incluso con robots. Por otro lado, se trabaja en la reducción de las emisiones para que los nuevos edificios sean respetuosos con el medio ambiente. La sociedad descarbonizada es un objetivo futuro. En 2050 las emisiones tendrán que haberse reducido un 85%. Parece muy lejano, pero para 2030 ya tendremos que emitir un 30% que en 2005. Además, a partir del año que viene todos los edificios que realice la administración tienen que ser de muy bajo consumo energético, casi nulo. Es el futuro.

-Aunque parezca un futuro lejano, por lo que cuenta parece que es inminente.

-Para el año que viene es obligatorio para las administraciones y los promotores privados que quieran construir en 2020 tendrán que tener un consumo casi nulo. Actualmente el clúster trabaja en metodologías de construcción que buscan el muy bajo consumo por el tipo de materiales que se utilizan en las obras, por los métodos de construcción, por el uso de energías renovables y por el autoconsumo.

-¿Puede ser esto un importante nicho de empleo para el sector de la construcción?

-Por supuesto que sí, es un sector muy debilitado por la crisis económica y creemos que el futuro va por aquí, por la digitalización y por la reducción de consumo energético, respeto por el medio ambiente y el uso de materiales reciclados.

-A mayores del clúster, ¿cuál cree que es la situación actual del sector de la construcción?

-Creo que la construcción convencional lo seguirá pasando mal pero la más especializada comienza a tener importantes nichos de empleo. Lo que sucede es que no hay profesionales para ocupar estos puestos de trabajo, para abordar lo necesario en las nuevas tecnologías y los nuevos métodos de construcción. Pero los habrá. Los perfiles y los profesionales de esta "nueva construcción" son muy diferentes de los que hemos tenido en los últimos años. Igual pasa en la industria o el sector servicios.

-¿Puede ser complicado el cambio? ¿No es la construcción un sector muy "anclado" en sus tradiciones?

-Exacto. Por desgracia ese es el problema. Andar ese camino y adaptarse a las necesidades del futuro va a ser costoso. En este sentido el clúster lo que hace es poner al alcance de las empresas, que quizás no pueden innovar por sí solas, distinas técnicas de trabajo. Queremos que las empresas se adapten al futuro.

-Este futuro del que habla... ¿Camina por la construcción de nuevos edificios o por la rehabilitación?

-La rehabilitación tiene más futuro que la construcción, pero debemos ser capaces de hacerlo en los dos sentidos.

-¿Es esto una salida a la crisis o creen que el sector debe avanzar en esta dirección y que lo hubiera hecho de todas maneras?

-Lo segundo. No es que sea una solución a la crisis, es que innovar es prácticamente una obligación para que las empresas sean más competitivas. Siempre ha sido así. No es que lo planteemos para salir de la crisis, siempre ha sido así, pero quizás ahora es mucho más notorio por el propio avance de la tecnología. Esto permite además fomentar el mercado local, ya que tenemos una empresa diferente del resto.

-¿Esto es algo que entienden las empresas o todavía cuesta inculcar esta idea?

Cuesta. Este sector ha vivido épocas muy buenas y una crisis muy dura, y todavía no ha habido toda la regeneración que tendría que haber habido.

-Estas nuevas construcciones... ¿son demandadas ya por los consumidores o todavía son grandes desconocidas para los compradores?

-Tenemos que ser capaces de comunicarlo y de conectar con el consumidor y con el entorno. Ya hay gente que quiere estas construcciones, pero hay que hacerles ver algunas cosas. Por ejemplo, el coste si se tiene en cuenta el ciclo de vida del edificio es más bajo, y eso lo entiende todo el mundo. Usualmente se suele valorar el coste de una obra en el momento en que se realiza, lo que cuesta levantar una casa, pero no se valora el ciclo de vida del inmueble, lo que me va a costar a lo largo de los años mientras la construcción es útil. En este sentido la construcción sostenible sale mucho mejor

-¿Esto tomará más importancia en el corto plazo o habrá que esperar?

-Hay que trabajar, pero creemos que no se tardará demasiado y que el entorno acabará cambiando. Esa es precisamente una de las labores del clúster. Debemos de ser conscientes de que los ahorros en una nueva casa no se producen solo en la construcción. Hay que mirar todo el ciclo, completo.

-¿Serían necesarios incentivos fiscales o subvenciones para hacer este tipo de construcciones más atractivas para el gran público?

-Lo ideal es que la propia innovación y el propio sector sea capaz de ser viable y rentable por sí mismo, que lo es. Sin embargo, para ayudar al desarrollo vendría bien tener apoyos, ayudas, principalmente a los proyectos innovadores o a la industrialización. No se trataría tanto de ayudas a fondo perdido, que no sabe muy bien para qué son. Lo que hace falta es que la innovación llegue al usuario. Ahí es donde se debe apoyar, donde más esfuerzo hay que hacer.

-Hay técnicas modernas, como la impresión en 3D, que ya tienen implicaciones en la construcción. ¿El futuro es ese?

-Sí, de hecho ya se utilizan. Hay modelos que se pueden imprimir perfectamente y de ahí llegaríamos a una construcción con robots donde se acaba montando lo que ya está hecho. También debemos ir por la realidad aumentada, como las gafas de Google por poner un ejemplo, para que al mirar a una construcción sepamos la trazabilidad de todos los materiales y cómo se ha hecho un inmueble, por ejemplo. Todo eso ya está ahí.

-Sin embargo, parece que el uso de la impresión para la construcción, propiamente dicha, todavía no ha llegado a la ralidad.

-Tardará más, no hay duda. Hablamos de un medio-largo plazo. Ahora se utiliza sobre todo en el apoyo a diseños, lo que antes eran maquetas ahora se está haciendo a través de estas técnicas.

-Parece que se va a crear empleo, pero es difícil que el sector llegue a lo que fue.

-Será diferente. Empleo cualificado de determinados perfiles. Obviamente cada vez habrá menos gente encofrando, poniendo ladrillos o haciendo hormigoneras, por poner tres ejemplos. Serán trabajadores muy cualificados que sean capaces de montar las piezas que previamente se habrán fabricado en talleres, lo que también agiliza los plazos.

-¿Cuánto?

-Las empresas del clúster están entregando casas a través de estos métodos de construcción en uno o dos meses. El material llega preparado de fábrica. Ya no se llega al solar y se empieza a construir sobre el terreno hasta que se termina la casa. Lo que está claro es que el futuro va por ahí, y las empresas de construcción serán capaces de verlo.