Casi 13.000 personas en riesgo de exclusión o situación de emergencia se vieron obligadas el pasado año a recurrir a Cáritas Diocesana de Zamora. La cifra baja en medio millar de usuarios, un recorte que obedece “no tanto a la mejora de la situación sino a que la gente se nos va de Zamora”, reconoce Antonio Jesús Martín de Lera. De ellos, más de 8.000 -en concreto, 8.178- demandan necesidades básicas: alimentación, productos infantiles y farmacéuticos o prestaciones relacionadas con la pobreza energética. Casi nueve de cada diez son de Zamora o residen en la provincia mientras que el resto son inmigrantes.

A la luz de los resultados, Martín de Lera reflexiona que “Zamora está en el vagón de cola del país, con niveles de pobreza y exclusión mayores que en cualquier otro territorio”. En este sentido, “nuestra provincia sufre más los efectos de la crisis y tardaremos más en recuperarnos, si es que llegamos a hacerlo, dados los índices de despoblación y desempleo”. Ante esta situación, sumada a la “precarización del mercado laboral”, Cáritas apuesta por los colectivos más desfavorecidos: desempleados, parejas jóvenes sin ingresos, reclusos, personas mayores solas, infancia, dependientes y drogodependientes.

El esfuerzo de la organización va dirigido también al empleo, con 626 participantes en los programas laborales que han implicado la creación de 120 puestos de trabajo durante el pasado año, según la memoria de Cáritas. La ONG atendió también a 56 inmigrantes, 216 reclusos, 935 personas sin hogar, 160 niños, 823 jóvenes, 486 drogodependientes y 548 mayores.

Implicación social

Cáritas da cuentas de la memoria anual con motivo del día del Corpus Christi, que este ejercicio regresa con el lema confederal “Llamados a ser comunidad” orientado a “la implicación social de todos para solucionar los problemas de las personas que viven en exclusión o en riesgo de ello”, plantea Martín de Lera.