El artista Fernando Pennetier regresa a su ciudad natal con más de medio centenar de obras en una muestra pictórica que puede conocerse hasta el próximo día 24 en la galería de arte Ángel Almeida-Espacio 36.

-Plantea nuevas temáticas en una nueva exposición en solitario.

-Hace tres años tuve mi última exposición en la galería de Ángel Almeida, a quien conocí hace muchos años, unos 20, en uno de mis muchos viajes a Zamora. Desde entonces he realizado exposiciones con él y ahora vuelvo a mostrar mis cuadros en su casa. En esta ocasión presento más obra por el formato que tienen es más pequeño.

-Entre las novedades figura una serie dedicada a los toreros a quienes dota de una mirada que taladra al espectador.

-(Risas). Es una temática que he trabajado poco en mis pinturas para exposiciones pero resulta un tema que particularmente me interesa y gusta. En estos formatos me apetecía hacer estas figuras de toreros. En cuanto a las miradas no sabría explicar el por qué, no hay una teoría al respecto. A mí quizá no me llama tanto la atención, pero es verdad que al público le transmite bastante.

-También exhibe desnudos, un tema que pinta de manera habitual.

-Efectivamente se trata de un tema que he trabajado siempre. En el desnudo está el compendio de todas las formas y es un tema clásico, pero que me apasiona. Trabajo el femenino y también el masculino, pero más para mí. Dar el paso de mostrar el cuerpo del hombre en exposiciones no lo hago tanto porque parece que el público no lo acepta tan bien. Además, en la sala presento paisajes, que me gustan mucho. Yo no voy a pintarlos al campo sino que lo hago desde mis recuerdos, recurro a mi memoria fotográfica lo que hace que todos tengan una expresión más propia y lo que nota la gente es que se apartan de la realidad fotográfica pues parto de mi propio recuerdo.

-Otras piezas tradicionales en sus muestras corresponden a los bodegones.

-Es un clásico en mis muestras. Los temas clásicos de pintura que cuando eres más joven y no te importan he comprobado que al espectador en el fondo le sigue gustando porque le gusta lo bien hecho. Hubo una época en la que tenía más intereses por las tendencias modernas, por abrir nuevos caminos creativos... pero a mí ahora todo eso no me preocupa. Mi interés se centra en pintar bien ante lo que la gente responde.

-Habla de que lo bien hecho gusta. ¿Qué implica para usted?

-Lo bien hecho es lo que bien parece. Explicarlo resulta muy difícil (risas). Sin duda tiene que tener un dibujo correcto, que haya un cuidado en las texturas y el color, que va en función del concepto de cada uno y del criterio de cada artista.

-Un concepto muy unido a su nombre es el cuidado de los fondos que son un cuadro en sí mismo y sus atmósferas.

-Sí. Para mí todo tiene que estar integrado en el cuadro, el fondo tiene que tener su propia importancia y su calidad. El cuadro tiene que ser un conjunto de muchas cosas y porque sea un fondo, porque sea aire no tiene que dejarse de lado, hay que trabajarlo y mimarlo. Y efectivamente cuido mucho las atmósferas donde predomina el uso de los verdes.

-De sus palabras y de su trabajo se desprende que cada pieza está muy pensadas.

-Sí. Son muchas horas de trabajo. Todos los días estoy en mi estudio desde las 08.00 de la mañana hasta media tarde. Son muchos años y uno ya va adquiriendo ciertas cualidades. (Risas)

-Todos los días coge e pincel. ¿Qué proyectos tiene para los próximos meses?

-Hay que dar tiempo a cada exposición. Tengo una propuesta para Pamplona que todavía no se ha concretado. En estos momentos estoy en cierta medida apartado del círculo de las exposiciones porque yo trabajaba con una galería que por la crisis ha cerrado, como otras tantas galerías artísticas. En estos momentos la gente joven descubre las obras artísticas a través de otros soportes y mecanismo pero creo que una galería de arte es la manera más directa para que la gente descubra la obra de arte y en última instancia se forme artísticamente. Con las nuevas tecnologías te puedes enterar de una manera más rápida de lo que se hace en el mundo artístico pero en detrimento del contacto directo con la propia obra.