El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, llamó en su carta quincenal a "destacar la importancia y la dignidad del trabajo y a la solidaridad y responsabilidad de los trabajadores" en el contexto del Día Internacional del Trabajo "y de la fiesta cristiana de San José Obrero". En la hoja diocesana que se distribuye en todas las parroquias de la Diócesis el obispo a pedido un "trabajo decente" en la línea "de lo que expresa la Doctrina Social de la iglesia y el magisterio de los últimos papas".

Martínez Sacristán apunta en su carta que el Día del Trabajo "se vive como una jornada festiva y no laboral para reconocer, reivindicar y promover la dignidad, la necesidad y la relevancia del trabajo para la vida personal y social de todos los hombres y mujeres. La Iglesia", continúa el obispo, "también quiere destacar el gran significado del trabajo humano según el designio de Dios, honrando a San José Obrero, ejemplar trabajador manual al que se le confía la protección de todos los trabajadores".

En su misiva dirigida a los cristianos zamoranos, Martínez Sacristán apunta que "para la comprensión cristiana del hombre el trabajo tiene una destacada importancia ya que, siguiendo las enseñanzas bíblicas, el ser humano, al ser creado a "imagen y semejanza" de Dios, es constituido originariamente como una criatura trabajadora. Así, todo hombre es un trabajador, dotado de inteligencia y fuerza para que, ejercitando sus actitudes y habilidades, vaya cooperando en la obra creadora constituyendo el mundo con la cotidiana y laboriosa aportación del trabajo de cada uno".

El obispo pone aquí la mirada en la "realidad del mundo del trabajo" en el que "comprobamos que esta bella imagen de la dimensión laboral constitutiva de todos los hombres en muchas situaciones y para muchas personas está lejos de alcanzarse". Así, "la dignidad del trabajo humano se ve vulnerada de múltiples modos, uno de los cuales, con elevada presencia en nuestra sociedad, es la carencia de trabajo para muchos hombres y mujeres, incluso para familias enteras, de manera que la experiencia de no poder acceder a un trabajo repercute de modo negativo a nivel personal, familiar y social. De ahí", dice Gregorio Martínez Sacristán, "que nos sentimos urgidos a potenciar y reclamar que se haga frente al paro y que se camine hacia la conciliación entre la vida laboral y familiar".

El obispo asevera además que "también es necesario promover un "trabajo decente", frente a las condiciones infrahumanas que sufren abundantes trabajadores en su ocupación. En este sentido", dice el máximo representante de la iglesia zamorana, "el Papa Benedicto XVI nos recordaba en su encíclica "Caritas in veritate" que trabajo decente significa un "trabajo que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer; un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores al desarrollo de su comunidad; un trabajo que haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación"". Por tanto, "sintiéndonos "co-creadores" con Dios para mejorar nuestro mundo, y, ejercitando nuestro particular trabajo con laboriosidad, procuremos que todos los trabajadores, realizando su actividad, crezcan cada día en responsabilidad y solidaridad", concluye Martínez Sacristán, que aprovecha además para recordar los programas de empleo que lleva a cabo Cáritas Zamora a través de su "empresa Camino de Inserción".