-En el verano de 1970 viajó a centros emigrantes en países como Alemania o Francia. Parece que la historia se repite, ¿qué les cantaría a los jóvenes que ahora mismo han emigrado para labrarse un futuro?

-Les cantaría lo que canto, que lo que está pasando ahora en América Latina a finales del siglo pasado ya era una realidad, a nivel especulativo, de robarnos nuestros derechos. La crisis que se han inventado ya la pusieron en práctica allí entonces. Se trata, de la noche a la mañana, de quitarnos las grandes conquistas que las clases trabajadoras han logrado a lo largo de los siglos anteriores. Y los jóvenes, que no conocían otras realidades, se creen que esto ya estaba, después de tanto luchar. Ni los sindicatos mandan, ni los trabajadores tienen derecho. Tenemos que agachar la cabeza y bajarnos los pantalones y trabajar donde ellos digan y en la condiciones y con los sueldos que ellos digan. Eso es algo que abren brechas de desigualdad, de pobreza y trae consecuencias en el futuro y hay unas generaciones que se van a ver afectadas por esa realidad, con la llamada crisis que ellos han provocado.