Nuria González es uno de los rostros más conocidos de la televisión gracias a sus personajes en series como Los Serrano o Física o Química. La artista malagueña también ha sido protagonista en la gran pantalla en El milagro de P. Tinto, El amor perjudica seriamente la salud o Torremolinos 73. Quizá su faceta como actriz de teatro sea la menos conocida y la que este sábado descubrirán los zamoranos en "Milagro en casa de los López", una divertida comedia de enrevesados diálogos con la firma del reconocido dramaturgo español Miguel Mihura (sábado, 20.00 horas, teatro Ramos Carrión).

- ¿Qué significa para usted la figura del polifacético Miguel Mihura?

-Bajo mi punto de vista, Mihura era un hombre con mucha personalidad, un dramaturgo brillante que escribía diálogos con una facilidad envidiable. Sus personajes forman parte de un universo personal en un mundo muy compacto. Tenía una habilidad tremenda, no ya para hacer chistes, sino para que las situaciones en sí fueran divertidas.

- Háblenos del caso particular de la obra "Milagro en casa de los López", que representa en Zamora este sábado.

-La obra se estrenó en los años sesenta en el teatro Talía de Barcelona con un reparto maravilloso en el que se encontraba José Sazatornil o Mari Carmen Prendes, pero en aquel momento Mihura tenía obras con mucho predicamento y pasó desapercibida. Años más tarde, se realizó un Estudio 1 en Televisión Española con Antonio Ferrandis como protagonista. Desde entonces, había estado durmiendo en un cajón porque el propio Mihura no estaba muy satisfecho del final. Manuel Gancedo, nuestro director, hizo una adaptación en la que tuvo que retocar muy poco. Ahora, cuando la gente termina de verla, cree que ha sido reformada para actualizar el enfoque, pero no es así. Se trata de una especie de "Gran Hermano" y todas las opiniones que se vierten parecen de hoy en día.

- Algo tenía Mihura de visionario entonces?

-Él era un empresario del teatro y podía estrenar lo que quisiera. A Miguel Mihura se le abandonó un poco porque se le ha identificado con el régimen político con el que convivió -una dictadura que puede anularte o ensalzarte- y parece que se lo debía todo a una determinada situación social con la que no tenía por qué estar de acuerdo.

- Imaginamos que "Milagro en la casa de los López" es una comedia con ingeniosos diálogos que atrapan al público desde el primer minuto, ¿cierto?

-Así es. La gente acude multitudinariamente a verla y es alucinante comprobar cómo se lo pasan ellos y nosotros.

- En Zamora acude al teatro Ramos Carrión, que está de estreno después de varias décadas de clausura. ¿Le hace ilusión?

-Una obra de teatro no puede repetirse, nunca puedes hacer dos cosas iguales, sobre todo cuando juegas con las emociones del espectador. Me hace mucha ilusión saber que se recuperan teatros como el de Zamora y que alguien se ocupa de que esto no desaparezca. Sería muy triste que una manifestación colectiva ancestral se perdiera, porque el teatro es un modo de diversión que hace masa.

- Fíjese que tanto el teatro como la propia radio son medios de expresión a los que parece no afectarles la revolución tecnológica?

-La radio y el teatro tienen algo en común: mucha gente que los quiere. Las cosas que desaparecen es porque nadie se ocupa de ellas.

- El teatro no tiene la visibilidad de la televisión o el cine. Quienes trabajan en este mundo, ¿pueden vivir de él?

-Vivir del teatro ahora mismo es complicadísimo, aunque hay que precisar que en este oficio siempre estamos al borde del abismo. Lo sabes desde el principio y si no lo asumes, mal lo llevas. Actualmente, pensamos que peor no podemos estar.

- Otro medio que parece ser indemne a la crisis es la televisión, que parece atravesar su edad de oro a través de las series de ficción. Usted es una cara muy conocida gracias a Los Serrano o Física o Química. ¿Le gusta que la reconozcan por esta faceta o le incomoda?

-A mí la gente me trata muy bien y eso es mucho decir, con raras excepciones. No me importa por lo que me reconozcan, solo que el espectador se trague el anzuelo, que es por lo que me pagan. Es un "yo te pago para que me mientas". Por la televisión tengo la posibilidad de llenar un teatro y eso no lo puedo olvidar. Hay gente que acude por primera vez al teatro por este motivo y eso es lo importante.

- La televisión florece mientras el cine está languideciendo. ¿Qué opina cuando escucha decir a personajes de primer nivel que el cine español no tiene calidad?

-Me parece que es tomar la parte por el todo: en España se hacen buenas y malas películas como en todo el mundo. Hay muchos directores intentando hacer buen cine, dar por hecho el resultado será una mierda es negar la oportunidad. Todos podemos fallar en nuestro trabajo. Solo se puede medir el número de errores si lo has visto todo. Sería interesante saber qué cosas han visto las personas que dicen que todo es malo.

- Por cierto, ¿usted es de las que acepta las críticas o le cuesta encajarlas?

-Yo acepto bien las críticas mientras no sean ofensivas. Acepto que me digas que no te gusta mi papel, pero no que presupongas que no me he dejado el resto.

- Hemos conocido también su faceta de monologuista, un género que se presta a terminar en las redes sociales, ¿le gusta esta circunstancia?

-Que la gente se tome un paréntesis con un monólogo en las redes sociales me parece positivo. Yo no tengo redes sociales y la sensación es la misma que cuando antes decía que no tenía carné de conducir: me miraban raro. No las tengo, pero no estoy en contra y, de hecho, me tratan muy bien en ellas, no tengo un motivo para tenerlas.

- ¿Por dónde caminan sus proyectos?

-Estoy estudiando una función mientras termino la gira de "Milagro en casa de los López", en lo que he estado involucrada los dos últimos años. De hecho, la de Zamora será una de las últimas funciones. Mercedes es uno de los personajes más gratificantes que he hecho y me va a costar dejarlo. Además, tengo un reparto alrededor -Carlos Chamarro, Elisa Lledó, Ana Mayo, Juan Antonio Molina y Noé Denia- que es maravilloso.