Los romeros miraban ayer al cielo y no precisamente por que luciera encapotado. "A ver si el Cristo nos trae el agua". La rogativa no era un mero rito, sino una auténtica plegaria. Los cofrades y romeros del Cristo de Valderrey sacaban a las 13.45 horas la imagen, del gótico tardío, de la ermita, tras la misa de la una que se retrasó más de lo debido, para pedir que la lluvia riegue los campos y traiga riqueza a los agricultores de la capital, castigados por un tiempo propio más propio de julio o agosto. "Se necesita que llueva, se veían los campos muy bajos y las espigas muy tristes, esperemos que este día de romería se alegre, a partir de hoy -por ayer- con la lluvia", comentaba el presidente de la Cofradía del Cristo de Valderrey, Antonio Martín Alen, satisfecho por el respiro que el buen tiempo ha dado esta antigua y tradicional celebración popular.

Los romeros fueron robando las escasas sombras de los árboles que rodean el templo del S. XIII y la campa para guarecerse del sol de justicia, extender los manteles y recuperar fuerzas, tras la romería que este año llegó con veinte minutos de retraso sobre el horario previsto, a las 11.20 horas, hecho el recorrido desde la iglesia del Espíritu Santo hasta la ermita de Valderrey. La procesión, la primera de la capital, bordeó el bosque de Valorio para llegar a al templo, donde miles de zamoranos veneraron al Cristo ayer hasta pasadas las 22.00 horas, cuando se cierra el edificio religioso.

"Cada año viene más gente, se ha notado, igual que en Semana Santa ha acompañado el tiempo y apetece salir, anima a la gente a participar en esta romería. La campa está llena, en las casetas la gente está muy contenta por la afluencia de público y, la verdad, nosotros también, que venga toda Zamora y que haya un día de relax en este puente es una satisfacción", declara Martín Alén. Y es que las casetas no daban a basto para servir a tanto cliente que se acercaba en busca dispuestos a saborear las carnes a la plancha y los diversos pinchos que ofrecían los responsables de los improvisados bares, ocupados cada año por las mismas personas o asociaciones, como la del barrio de San José Obrero, cuya recaudación destina a financiar las fiestas del uno de mayo.

Miles de zamoranos, hecho ya el camino, disfrutaron de la música tradicional que sonaba en la campa, donde los espontáneos bailarines y bailarinas se lanzaban a poner coreografía a las tradicionales notas del cancionero más popular para participar de un día festivo y amenizar con su buen ánimo a cuantos esperaban la salida del Cristo de la ermita para realizar el pequeño recorrido que le conduce hasta la cruz en la que se reza un responso.

Mientras, otros daban cuenta del aperitivo con la familia en las casetas instaladas en la parte baja de la campa, seis en total, o de sus propias viandas, entre las que no faltaban la tortilla, el chorizo, lomo y jamón, los pimientos asados y la empanada, el buen vino y la limonada.

El buen ambiente reinante animó a tres zamoranos más a incorporarse a la Cofradía que acababa de admitir a otros seis varones días atrás. De lo que no quiso volver a hablar Martín Alén fue de la asamblea extraordinaria que ha anunciado que convocará para proponer que las mujeres puedan convertirse en cofrades y dejar de ser solo acompañantes en la romería. "Hoy es un día de fiesta, no toca hablar de eso", zanjó el presidente de la Cofradía de Valderrey, que no pudo evitar que algún que otro hermano se acercara para interesarse por este asunto que, sin duda, levantará polémica dentro de una hermandad constituida por una treintena de varones, gentes del campo, hace casi tres siglos, en 1722.