El rastrillo solidario lleva más de un cuarto de siglo recabando fondos a favor de proyectos allá donde la comida, la vivienda y los servicios básicos son un auténtico lujo

-¿Cómo ha funcionado este año el rastrillo benéfico?

-La verdad que estamos muy contentas porque ha funcionado muy bien. En comparación con otros años, yo creo que vamos más o menos en la misma tendencia, quizá algo menos con respecto al año pasado, pero muy bien. Para nuestros proyectos, cualquier ayuda es bien recibida. Ahora a ver si damos el último empujón de aquí al día 20, cuando clausuramos. El otro día llevábamos recaudado más de 3.000 euros, pero faltan las cuentas de los últimos días y de lo que queda...

-La cuantía está todavía lejos de los más de 37.000 euros necesarios para el equipamiento de un dispensario médico en Togo. ¿Llegarán a la cifra?

-Seguro que sí porque no solo contribuye el dinero del rastrillo sino del resto de actividades que hemos hecho durante el año, como la operación bocata, aparte de todas las donaciones que recibimos. Si antes de acabar el año ya hemos conseguido la cantidad, solicitamos otro proyecto y tan felices.

-¿Influye la presencia de turistas durante Semana Santa en el incremento de las ventas?

-Claro que influye, por eso precisamente la hacemos coincidir porque cualquier visitante extra es una ayuda más para el proyecto. De todos modos, el pueblo zamorano ayuda mucho al rastrillo y a todas las actividades que llevamos a cabo.

-¿También en estos años pasados de crisis?

-También. No podemos quejarnos porque los zamoranos siempre están ahí, incluso en las épocas peores han colaborado en mayor o menor medida porque quien quiere saca algo para los que no tienen nada. En momentos de crisis, se nota más en los socios puntuales, que son aquellos que aportan cuotas de forma flexible, cuando ellos quieren o pueden. Habrá en torno a 300 de esta categoría. Luego están alrededor de 200 más que son los domiciliados, con una cuota fija que eligen ellos mismos con un carácter periódico. Unos y otros, al igual que la población en general, son especialmente generosos en fechas navideñas o cuando hay alguna emergencia, porque aunque nosotros no trabajamos con emergencias, ayudamos todo lo que podemos a otras ONG.

-¿Cómo funciona la delegación de Zamora con respecto a otras de Castilla y León?

-Cada una tiene su carisma. Hay delegaciones que son mucho mayores que la de Zamora y, sin embargo, nosotros funcionamos igual de bien. Hay que aprovechar recursos y hacerlo lo mejor posible con lo que tenemos.

-¿Qué próximo proyecto tienen a la vista de forma más inminente?

-El siguiente será el próximo 25 de mayo, que es el Día de África. Solemos ubicar en Santa Clara una mesa donde damos una camiseta a cambio de donativos. Todos los fondos que recaudemos irán destinados a este proyecto de Togo, donde habilitaremos un pozo para surtir cuatro duchas y varios aseos, así como papeleras, una base exterior para evitar los barrizales, paneles solares, un lavadero y secadero de ropa y un coche 4x4 para el traslado del personal sanitario.

-Le queda algo más de un año para poner fin a su mandato. ¿Cómo afronta este último ejercicio?

-Con la misma ilusión del principio. En Manos Unidas las delegaciones son por tres años renovables por otros tres. En octubre cumplo cinco años así que todavía queda camino por delante.