Toda la provincia salvo la zona sanabresa está en riesgo de desertificación durante el presente siglo. Así lo aseguran los últimos informes publicados por el Ministerio de Medio Ambiente, que indican que si ahora los índices de aridez solo son altos en el entorno de la capital, Tierra del Pan y Guareña, en los próximos años toda la provincia estará afectada por este fenómeno. Aliste, por ejemplo, que ahora se considera terreno sin riesgo, aumentará su aridez de forma importante durante los próximos años. Algo similar pasará en Benavente y Los Valles y en Sayago. Solo se salvará la esquina noroeste de la provincia de Zamora y una pequeña zona en Aliste pegando con Portugal. El resto de la provincia será mucho más seca en 2100, siempre según las estimaciones del Ministerio.

"Con respecto a la evolución de los valores del índice de aridez, se constata un incremento de la aridez a lo largo del siglo, aumento asociado al de la temperatura media. Este incremento de las temperaturas, junto con el esperado descenso de las precipitaciones se aúnan para que se produzca un aumento generalizado de la aridez en todo el territorio", asegura el informe "Impactos del cambio climático en los procesos de desertificación de España".

El planteamiento metodológico para la generación de mapas de riesgo de desertificación inducido por el cambio climático y su comparación con la situación actual ha tenido como base la metodología utilizada en el Programa de Acción Nacional contra la Desertificación. "Éste se elaboró a través de la aplicación de un modelo basado en la caracterización de la superficie nacional de acuerdo a la intensidad en que se presentan determinados factores y procesos de desertificación: índice de aridez, erosión, incendios y sobreexplotación de acuíferos".

Hay que destacar que, en función de la información recopilada, las estimaciones sobre el efecto del cambio climático en las tasas de erosión están sujetas a cierto grado de incertidumbre. "Esto se debe a varios factores, pero merece la pena destacar las incertidumbres en las proyecciones de la frecuencia e intensidad de los eventos extremos de precipitación, información de gran importancia para el cálculo de la erosividad de la lluvia. Estas incertidumbres son reconocidas, y de hecho, el IPCC señala, en su Informe Especial de Eventos Extremos que en la región del sur de Europa y el Mediterráneo las predicciones de precipitaciones fuertes tienen un bajo nivel de confianza. Sí prevé un cambio en la intensidad de las precipitaciones fuertes, pero mientras que en algunas regiones se espera un aumento de la intensidad en todas las estaciones menos en verano, en otras regiones, como la península ibérica, se prevé una disminución hacia el fin del siglo XXI".

Como conclusiones generales, "se observa un incremento de la superficie en las categorías de mayor aridez, muy poco acusado en la categoría más árida y muy acusado en la categoría de semiárido, sobre todo, a partir del segundo periodo considerado (2041-2070)". Analizando los cambios en el mapa de riesgo de desertificación como consecuencia de las predicciones en la aridez, se observa que el riesgo aumenta en todas las zonas, y buena parte del territorio (22%), que antes se consideraba fuera de la definición de desertificación por cuestiones climáticas, pasaría a formar parte de la zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Además, los mayores incrementos relativos del porcentaje de superficie en cada clase entre los periodos 2071-2100 y el periodo de control se dan en las categorías de riesgo muy alto y alto, que aumentan en un 45,5 y un 82,4%, respectivamente. "Si analizamos conjuntamente los efectos de la evolución de la aridez y la erosión en la desertificación, los cambios en el mapa de riesgo de desertificación muestran que todas las clases de riesgo sufren incrementos"".