El procedimiento que la Junta ha retomado con el inicio del expediente sancionador arrancó en junio de 2015 a iniciativa de la Asociación de Vecinos del barrio de Carrascal, que denunció al CTR por presunta infracción de la normativa de prevención ambiental. Unos días después, los agentes de la Guardia Civil pertenecientes a la patrulla del Seprona formularon también la correspondiente denuncia al hilo de la queja vecinal. Al cabo de un año, en agosto de 2016, la misma patrulla del Seprona registró una nueva denuncia por encontrarse ardiendo los residuos vertidos en el vaso de rechazo incumpliendo la autorización ambiental integral. En general, en los vertederos y lugares donde se acumula basura -fundamentalmente restos orgánicos- aparecen los denominados lixiviados, que no son más que los líquidos resultantes de la propia basura. Su aspecto es desagradable, denso, ácido, de color negruzco o amarillento y con un desagradable olor. El lixiviado está formado por la mezcla de las aguas de lluvia infiltradas en el depósito y otros productos procedentes de los procesos de degradación de los residuos. Una parte importante de ese agua se convierte en lixiviado.