La inesperada desaparición de 250.000 euros ha traído en jaque a un familia entera desde junio de 2015, enfrentada por la herencia de una integrante fallecida sin descendencia directa. Durante año y medio nadie supo dónde había ido a parar el dinero que dos sobrinos extrajeron de las cuentas de la anciana, "por orden suya", "sacad todo el dinero", aseguraron ayer en el juicio de la Audiencia Provincial.

Los dos jóvenes reiteraron que lo dejaron bajo llave "en un armario", de la casa deshabitada en la que la mujer había vivido en Ferreras de Abajo hasta ingresar, tras enfermar, en una residencia de ancianos. Cumplían así, han dicho, el mandato de la mujer que temía por su patrimonio -"era una mujer preocupada por los dineros",-, "me lo dejáis en casa, que yo en junio me voy para allá", declaró la joven imputada, de iniciales E.V., que les había dicho su tía, a la que sus padres habían ingresado en octubre de 2014 en la residencia tras enfermar y sin contar con el resto de la familia, según indicaron los hermanos de la fallecida.

Se supo que el dinero se había esfumado de la casa, de la que al parecer solo tenían llave los padres de la joven, dos meses después de que, en abril de 2015, la propia mujer decidiera denunciar a los dos jóvenes, bajo el auspicio de un hermano y otro sobrino que habían estado autorizado en sus cuentas hasta que irrumpieron en escena los dos acusados. "Mi tía nos dijo que le quitáramos" porque no se ocupaba de ella, explicó la joven imputada y ratificó el otro imputado. Ambos están procesados por anular dos fondos de inversión de su tía, uno de 150.000 euros y otro de 100.000, sin que la titular de las cuentas bancarias autorizara esas extracciones, afirman la Fiscalía y la acusación particular. Se les imputa un delito de apropiación indebida, por el que exigen una condena de dos años de cárcel para cada uno.

Los procesados, el joven de iniciales P.G.V., acudieron a la residencia de ancianos con un notario de Zamora el 3 de marzo de 2015 para que la mujer les autorizara a llevar "las finanzas", prescindiendo del de Tábara, con el que, según la acusación, habían intentado modificar, sin éxito, el testamento de la tía, "una mujer de carácter", "que lo mismo te odiaba que te quería", que "te premiaba o te castigaba, te ponía o te quitaba" de la herencia, describieron ayer imputados y testigos.

Conseguido el poder notarial, días después, el 5 y 6 de marzo, acuden a las entidades financieras para cancelar los plazos fijos de 150.000 euros y de 100.000 euros y pedir las cantidades en metálico, lo que extrañó a los empleados, que se lo entregaron en sobres. Reunido el dinero, lo dejaron en la casa de Ferreras de Abajo. Enterado otro sobrino de que se le ha eliminado de las cuentas cuando acude a digitalizar el carné a una de las entidades financieras, la mujer le niega haber dado tal orden. Solicita extractos de las cajas de ahorro y aparecen las extracciones no autorizadas por la tía. La mujer denuncia en la Guardia Civil. En julio de 2015, se denuncia la desaparición de los 250.000 euros. Y aparecen, de repente, dos meses antes del juicio de ayer, "para mi sorpresa", dijo ayer la sobrina procesada.