El piso de Vallecas de la joven dominicana, donde fue estrangulada junto a su hija por el zamorano Raúl Álvarez del Río, estaba ordenado, limpio, sin signos de que se hubiera cometido acto violento alguno y con la maleta de la niña encima de la cama lista para irse de viaje. Eso contaron al jurado los policías nacionales que iniciaron las pesquisas para tratar de localizar a la madre y su pequeña, tras denunciarse su desaparición. Fue a mediados de julio, quince días después del doble crimen, al irse la compañera de piso de Adolfina Puello Sánchez, cuando la Policía Nacional, acompañada del dueño del inmueble, volvió a inspeccionarlo y se la encontró totalmente desordenado, sin el colchón de la habitación de la fallecida ni las sábanas, que nadie ha podido concretar su paradero en el juicio con jurado contra Raúl.

La Policía relató también que supo por el rastro que dejan los teléfonos móviles que el procesado estuvo el día del crimen, 29 de agosto de 2014, con Adolfina y su hija en el piso; y el día 30, en Zamora, lo que coincide con su versión de que ese día arrojó los cadáveres de madre e hija al pozo de San Vicente de la Cabeza. Los móviles vuelven a situar a Raúl en Zamora a los dos días, como indicó cuando dijo en el juicio que tuvo que regresar, incrédulo, para comprobar que las había matado.