El artista vidriero zamorano nunca se apropió de los 44.000 euros que el Obispado de Almería le pagó para elaborar una vidriera policromada para el Colegio Diocesano de San Ildefonso, puesto que realizó la obra y la entregó seis días antes del juicio, el 1 de febrero pasado, con casi ocho años de retraso sobre la fecha acordada, septiembre de 2009.

El conocido vidrierista zamorano se comprometió con el Obispado de Almería a concluir su trabajo en seis meses, plazo que no pudo cumplir porque el contrato, suscrito el 12 de marzo de 2009, incluía la restauración de las vidrieras de la Catedral de ese localidad, tarea que se complicó, a la que dio prioridad y que terminó en 2012, según explicó su abogado, Francisco Fernández.

La sentencia indica que el vidrierista nunca tuvo una obligación de devolver el dinero porque el Obispado no se lo llegó a reclamar, sino que le requirió rieteradamente al creador para que terminase la obra, la última vez el 23 de enero de 2014. "Es decir, no llegó a nacer una obligación de devolución del dinero recibido", lo que impide que cometiera el delito de apropiación indebida. El dinero lo recibió "en concepto de pago del precio pactado en un contrato de arrendamiento de obra, por lo que la entrega de la misma cierra el caso y conduce a la absolución del acusado.

El letrado se mostró visiblemente satisfecho porque los magistrados almerienses admitieran las pruebas aportadas para demostrar que el zamorano ni se lucró ni se quedó con el dinero, que invirtió en realizar la vidriera contratada para la capilla del Colegio.

Otra de las pruebas que explican la demora en la entrega de la obra se concreta en el robo que sufrió el artista en su taller de Zamora a finales del año 2013, en el que los ladrones causaron daños en la vidriera encargada, que tuvo que volver a crear. Fernández destaca las felicitaciones que el propio Obispado, que retiró la acusación por estafa, delito por el que exigía 3 años de prisión, al recibir la vidriera y afirmar que se trata de "un trabajo artístico mejorado respecto de lo contratado", apuntó el letrado. El fiscal, sin embargo, varió sus conclusiones para imputar al zamorano un delito de apropiación indebida por el que solicitaba seis meses de prisión y retirar el de estafa, por el que solicitaba dos años.

Fernández manifestaba que "estamos satisfechos por la sentencia, "es lo justo", ya que el trabajos de su cliente "de restauración y ejecución de vidrieras eran de buenísima calidad". De ellos quedó constancia en el juicio, apuntó, al "reconocer el representante el Obispado que estaban muy contentos" e incluso que los realizados en las vidrieras de la Catedral "fueron acogidos con entusiasmo por expertos" en esta materia.

El fallo judicial estima acreditado que el artista zamorano no tuvo intención de quedarse con el dinero, sino que surgieron imprevistos en la ejecución de la obra, tales como la complicación de los trabajos de restauración de las vidrieras de la Catedral de Almería, que contrató al mismo tiempo que la obra para el Colegio, y un robo en su taller de Zamora en el que los ladrones a final de 2013 en el que rompieron la vidriera, de grandes dimensiones, de la capilla.