Hace unos años, con el estallido de la burbuja del ladrillo, los bancos se convirtieron en inmobiliarias. Las entidades financieras, que en muchos casos actuaron como promotoras, se encontraron con promociones enteras que no encontraban comprador, a lo que había que añadir que el creciente número de desahucios dejaba en manos de la banca unos inmuebles de los que sus inquilinos habían sido desalojados. Esto obligó a "tirar" los precios, situación que también se vivió en la provincia de Zamora. Ahora, tras años de ajuste, los bancos han conseguido "adelgazar" su stock de viviendas, pero solo en la provincia los inmuebles en venta se cuenta todavía por cientos. Eso sí, los descuentos ya no son tan agresivos y los precios se asemejan mucho a los del mercado libre.

Prácticamente todas las entidades financieras tienen hoy por hoy oferta de viviendas en Zamora. Eso sí, las promociones nuevas brillan por su ausencia y prácticamente no existen en la capital. El comprador interesado se encontrará, sobre todo, con pisos y casas de segunda mano, muchas de ellas muy necesitadas de una reforma. A cambio, los precios son algo más bajos que los del mercado libre y los bancos suelen poner menos problemas a la hora de conceder una hipoteca porque están interesados en deshacerse de los inmuebles, de los que no sacan beneficio y que suponen gastos. De hecho, hay entidades financieras que ofrecen préstamos hipotecarios con mejores condiciones para adquirir un piso de su propiedad que uno que no lo sea.

Sobre las características, los pisos suelen estar bien situados, en las zonas más concurridas de la ciudad, y hay pocos en las afueras. La extensión habitual oscila entre los 70 y los cien metros cuadrados.

La mayoría de los pisos ofertados tienen un precio inferior a los 100.000 euros, algo normal en ciudades pequeñas como Zamora. Entre 100.000 y 150.000 euros se encuentra aproximadamente el 25% de la oferta, mientras que algo menos del diez por ciento oscila entre esa cantidad y los 200.000. El número de pisos por encima de los 200.000 euros es prácticamente irrelevante en la capital.