Hasta 38 años de prisión exige la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Madrid para el joven zamorano acusado del doble asesinato de su expareja, una mujer dominicana de 32 años, y su hija, de 9 años, "de forma consciente y deliberada" el 29 de junio de 2014 en Vallecas. Los cuerpos los habría ocultado en un pozo próximo a la casa de sus padres en San Vicente de la Cabeza, lugar donde la Policía Nacional los localizó tras la confesión del joven.

La fiscal estima probado que el imputado, Raúl Álvarez Ríos, agredió físicamente a las dos víctimas durante la relación sentimental que mantuvo con la joven Adolfina Puello Sánchez, a lo largo de más de dos años de convivencia, especialmente los fines de semana y vacaciones cuando residía en el piso de la mujer.

El Ministerio Público afirma que la menor de edad presenciaba ese maltrato, además de sufrirlo, y que Raúl humilló, insultó, doblegó y controló a la mujer, situación que causaba "un gran terror" en su pareja y la pequeña, un terror "que les impedía vivir con tranquilidad y libertad".

La fiscal alude a las cartas que Adolfina llegó a escribir a Dios y que demostrarían el maltrato sufrido, "rogándole que alejara al acusado de ella y de su hija, que le sacara de sus vidas porque le tenía miedo por lo mal que las trataba".

El escrito de acusación deja constancia del carácter celoso y posesivo del procesado, que llegaba a supervisar las conversaciones que su expareja tenía en su Facebook, además de obligar a la mujer a tener constantemente el teléfono móvil encima para contestar de forma inmediata a sus llamadas y a los mensajes de WhatsApp que le enviaba.

El procesado, sobre cuya culpabilidad o inocencia decidirá un jurado a partir del miércoles, confesó el 25 de noviembre de 2015 a la Policía Nacional que los cadáveres se encontraban en el acuífero de la localidad de la que procede su madre, donde los habría ocultado bajo hierros y piedras para evitar que flotasen.

El avanzado estado de descomposición de los cuerpos impidió a los forenses de Zamora que realizaron las autopsias determinar las causas exactas de la muerte. La acusación particular, que exige 56 años de prisión para el zamorano, cree que fue el estrangulamiento.

Las familias de la joven dominicana y su hija solicitan 56 años de prisión para el único imputado en el doble crimen ocurrido entre las 22.30 horas del 29 de junio y las 8.15 horas del 30 de junio de 2014, antes de que Adolfina pudiera llevar, como tenía previsto, a su hija al aeropuerto para que viajara a la República Dominicana para visitar a su familia. Allí le esperaba su abuela materna, Altagracia Sánchez Paniagua, el día 30 de junio. Las familias de las víctimas denunciaron la desaparición de la menor de edad, que nunca llegó a su destino.

La madre de la joven madre exige 25 años de cárcel para el imputado por cada uno de lo que considera asesinatos; y otros seis años, por el maltrato habitual que el joven zamorano habría infringido sobre su hija y su nieta, según el escrito de acusación.

El abogado especifica que Raúl retiró dinero de las cuentas de Adolfina con las tarjetas de la joven después del crimen, usó los móviles de las dos víctimas y se llevó del piso donde se sitúan los homicidios el televisor y el ordenador de la joven dominicana, que "escondió en el piso de sus padres en Madrid".

La abuela materna de la menor reclama una indemnización de 200.000 euros por la muerte de su hija Adolfina y de 70.000 euros por la de la niña; y la prohibición de que se aproxime a Altagracia a menos de 500 metros durante 10 años a contar tras cumplir la condena. El abogado de Altagracia sostiene que el imputado aprovechó que la compañera de piso de Adolfina estaba fuera de la vivienda para, "en la intimidad del domicilio, con intención de asesinar a ambas y de robar" a la joven, "darles muerte por estrangulamiento o por asfixia sin que las mismas pudieran defenderse".