-¿Con qué trabas se encuentra la neuroeducación?

-Las principales restricciones son las pruebas de evaluación externa, donde muchas veces los profesores acabamos intentando preparar para esas pruebas específicas, cuando lo importante es el aprendizaje. Por otro lado, los alumnos tienen ritmos de aprendizaje diferentes, algo que limita también son las etapas educativas. Muchas veces hay grandes desigualdades en un mismo curso, con alumnos nacidos en enero y diciembre.

-¿Confía en que pueda haber finalmente un pacto educativo en España?

-Esperemos que sí, pero para ello es muy importante que le demos de verdad la importancia que merece la educación, que entendamos que es un factor imprescindible en el desarrollo social y económico de un país.

-¿Cuáles serían los puntos básicos de ese pacto?

-Primero, saber para qué educamos. Y a partir de ahí la idea desde esta perspectiva de que realmente el aprendizaje sea por y para la vida, no para superar etapas educativas y aprobar exámenes. Esto requiere un proceso de transformación importante, que tiene que ser continuo, porque no podemos pasar del cero al infinito.