El anuncio de la construcción de un centro cívico en el lugar que iba a ocupar la truncada infraestructura del Palacio de Congresos ha vuelto a poner de actualidad una zona en la que se empezó a trabajar en el año 2008 y en la que, a día de hoy, no hay nada más que unas obras inacabadas. El reciente acuerdo alcanzado por Ayuntamiento y Junta de Castilla y León indica que, durante este mandato municipal y autonómico, se impulsarán unas obras por valor de 2.735.810 euros, financiadas al 70% por la administración regional y al 30% por la local. Sin embargo, es normal que muchos zamoranos desconfíen del futuro vista la historia reciente de esta zona.

El martes 21 de septiembre de 2004 el entonces concejal de Turismo, Ángel Macías, anuncia que Zamora tendrá un Palacio de Congresos "con el apoyo del Gobierno central o sin él". El Ayuntamiento asegura que Zamora necesita un recinto adecuado para la celebración de plenarios visto que la sala de mayor capacidad es la que comparten Caja España y la Junta en La Marina, con 400 asientos. Aunque todas las alternativas estaban abiertas, el Ayuntamiento apostó abiertamente desde el principio por la Universidad Laboral. Menos de un mes después, el anteproyecto de presupuestos de la Junta destina ya tres millones de euros a la infraestructura. Los hosteleros lo celebran y piden que la obra "se acometa con urgencia" para mejorar la ocupación hotelera y porque, según sus datos, cada asistente a las convenciones se dejaba en Zamora "una media de 300 euros".

Las obras para convertir el antiguo teatro de la Universidad Laboral en un ambicioso centro de congresos comienzan en septiembre del año 2008. El proyecto corría a cargo del arquitecto Francisco Mangado, que combinó la recuperación del antiguo auditorio diseñado por Luis Moya con un nuevo edificio en forma de L, de varias plantas y bañado por luz natural. El proyecto ascendía a unos doce millones de euros y entonces se hablaba de uno de los mayores centros de congreso de la comunidad. La adjudicataria fue la UTE Teconsa-Construcciones Basante y el plazo de ejecución ascendía a 30 meses. Se pretendía tenerlo construido en 2010.

Los impagos de nóminas a los que se enfrentaban los trabajadores del grupo Martínez Núñez ponen sobre la mesa los problemas a los que se enfrentaba la empresa. Finalizan los primeros trabajos de cimentación y desaparece todo rastro de actividad en la zona.

En verano de 2009, un año después de que se iniciaran los trabajos, la crisis económica se lleva por delante a Teconsa. La entonces alcaldesa, Rosa Valdeón, confirma los retrasos en las obras aunque resta hierro al asunto y limita el retraso a unos meses en el peor de los casos. La Junta llega a barajar que Construcciones Basante, la otra parte de la UTE, se haga cargo de la obra.

Los trabajos no se reanudan y los vecinos comienzan a quejarse. El evidente abandono de las obras, aunque las instituciones lo negaban, provoca daños en la estructura. Los cimientos se inundan. La Junta niega que el agua pueda afectar a la estructura pero las quejas vecinales encuentran respuesta y se actúa para subsanar los desperfectos en las calles aledañas.

El arquitecto responsable del proyecto pone sobre la mesa, ya en 2010, la necesidad de rebajar el presupuesto de la obra para poder acometerla. En 2011 Valdeón ya asegura que el Ramos podría suplir las necesidades que el Palacio de Congresos pretendía cubrir. Un año después, el entonces consejero Silván asegura que "hay que replantearse la obra". Sin embargo, el golpe definitivo al proyecto llega en 2013. Las cuentas regionales no cuentan con un solo euro destinado a esta infraestructura aunque queda pendiente la consolidación de las obras para garantizar la seguridad. Estas tareas costaron medio millón de euros y, aunque no se renunciaba a la infraestructura, sí que se hablaba de replantear la situación. Las obras ya se habían comido tres millones de euros.

Desde 2013 hasta ahora la actualidad sobre la zona ha sido poca. La Junta había enterrado el proyecto ya sin tapujos y, salvo las críticas de la oposición sobre el estado de la zona, ha habido pocas novedades. En agosto de 2015 Guarido anuncia que pretende, con la ayuda de la Junta, fomentar la construcción de un centro cívico "humilde, sin grandes inversiones pero útil para los ciudadanos" y dice que el Ayuntamiento está dispuesto a aportar un millón de euros. Las reuniones con la Junta se suceden desde entonces hasta que hace unos días el propio Ayuntamiento anuncia que esta infraestructura estará lista durante este mandato. El reloj vuelve a cero para una zona que parecía condenada.