Los datos del movimiento natural de la población radiografían una provincia que languidece a ojos vista. Acaban de salir los del pasado año y presentan un panorama desolador, tanto por el escaso número de nacimientos, la alta cifra de defunciones, la escasez de bodas y, en fin, un retroceso demográfico en el que sólo se salvan ocho localidades, entre las que no están, por cierto, ni Zamora, ni Benavente, ni Toro.

Con respecto a los nacimientos, durante todo 2015 no nació una sola criatura en 125 pueblos de la provincia y en 56 vino al mundo un solo bebé. Se tiene en cuenta el lugar de residencia de la madre. La mayoría de las parejas en edad de procrear viven en los grandes núcleos de la provincia. En la capital hubo 462 nacimientos, en Benavente 117, en toro 62 o en Morales del Vino 27. Ocupan puestos destacados también Villaralbo, con 16 niños, Moraleja del Vino con trece, Roales con doce, San Cristóbal de Entreviñas y Fuentesaúco con once, Puebla de Sanabria con nueve y Villalpando, Corrales y Galende 8.

Algo parecido ocurre con las nuevas parejas. En 175 pueblos no se ha casado nadie en el último año (se tiene en cuenta el lugar de residencia de la pareja), En otros 50 pueblos sólo ha habido un matrimonio y sólo cuatro localidades superan la decena.

Donde más gente se casa es en Zamora, con 204 casamientos, seguida de Benavente, con 45, Toro con 26, Morales del Vino con doce, Moraleja del Vino con ocho, y un grupo numeroso con cinco: Villaralbo, Roales, Morales de Toro y Fuentesaúco.

Cuando se va al apartado de defunciones la cosa cambia. Solamente en quince pueblos de la provincia no falleció nadie en un año. Y en el ranking de las localidades con más fallecimientos se tiene en cuenta el lugar de residencia de la persona, por lo que las localidades que cuentan con geriátrico ocupan lugares destacados. Así, donde más gente falleció fue en Zamora capital, 675 personas, seguida de Benavente con 194 y Toro con 125. A continuación aparece Fermoselle con 35 fallecidos, Coreses con 30, Moraleja del Vino con 28 y San Cristóbal de Entreviñas y Fuentesaúco con 25.

Con estos datos resulta que sólo nueve localidades de la provincia de Zamora tienen un crecimiento vegetativo positivo, es decir, nace más gente de la que se muere. Son, por este orden, Morales del Vino, con ocho personas de crecimiento vegetativo, Roales con siete, Arcenillas y Vegalatrave con dos y con uno Cerecinos de Carrizal, Palacios de Sanabria, Palacios del Pan, Tapioles y Vallesa de la Guareña. Esto no quiere decir que ganen población, ya que hay que tener en cuenta también a la gente que llega a vivir al pueblo o que se va a otro sitio. Abezames, Coomonte, Cuelgamures, Justel, Pino del Oro, Quintanilla del Monte, Quintanilla del Olmo, Requejo, Valcabado, Valdefinjas, Villageriz, Villalonso y Villárdiga ni crecen y decrecen, es decir, tuvieron el mismo número de nacimientos que de defunciones.

Y los que más sufrieron el crecimiento vegetativo negativo fueron las grandes poblaciones. En Zamora murieron 213 personas más de las que nacieron, en Benavente 77, en Toro 63, en Fermoselle 33, en Coreses 26, en Alcañices 21, en Fonfría 20 y 18 en Villarín de Campos, Villabuena del Puente, Manganeses de la Lampreana, Fariza y Bermillo de Sayago. La presencia de residencias de ancianos puede, ciertamente, distorsionar la realidad de las cifras.