La experiencia es la mejor de las maestras. Y la experiencia de otras ciudades con cascos históricos similares al de Zamora viene a decir que, o se actúa, o las consecuencias se pueden lamentar durante mucho tiempo. El diagnóstico sobre la ciudad elaborado a cuenta de la estrategia de desarrollo destaca qué puede ocurrir en un lugar como la capital si el Casco Histórico se deja ir. "Son debilidades que se interrelacionan. La población de edad avanzada tiende a concentrarse en zonas de edificación antigua y deteriorada, bien porque ya habitaba en este lugar o bien por no disponer de recursos", indica. "En ellas se concentran también otros grupos de población vulnerables, personas con rentas bajas, muchas veces procedentes de otros países. Todo ello provoca un aumento de las necesidades sociales en esas zonas y, en ocasiones, situaciones de riesgo para la convivencia", apunta el informe.

Esta tendencia a la reducción y envejecimiento de la población residente en el Casco Histórico, con su consiguiente degradación, es una de las circunstancias que está marcada como amenaza para el futuro desarrollo de la ciudad en el citado diagnóstico. Algo a lo que se une el "abandono" que, según el documento, es ya un hecho. ¿La solución? La siguiente. "Frente al urbanismo expansivo de épocas pasadas, es necesario favorecer la recuperación del tejido urbano existente, promover y facilitar la rehabilitación y ocupación residencial del espacio urbano consolidado", dicta el informe. "En este caso, sin grandes inversiones, sino a través de la revisión de la normativa urbanística, la utilización de los impuestos locales o la promoción de la vivienda social", concluye.