No es la primera vez que Zamora se convierte en la cuna de una rebelión. Salvando las distancias, hace tan solo dos meses el socialista Pedro Sánchez se vio abocado a la dimisión después de la famosa "conjura" de Benavente, en uno de cuyos restaurantes Susana Díaz urdió una batalla letal contra el entonces secretario general del partido. Viajando a la pequeña pantalla, Zamora ha pasado de ser en el escenario del programa récord de audiencia de Pesadilla en la cocina esta quinta temporada a convertirse en el bastión de la "resistencia" contra Alberto Chicote, el chef que más broncas ha echado delante de la cámara.

La "alianza" ha nacido de la amistad de Sole, la combativa dueña del Café Zamora, con Manoli, la estrafalaria "vidente" del restaurante Irlanda de El Ferrol. La primera sostiene que es mujer de carácter, pero "no la loca" que apareció el jueves en pantalla. A la pitonisa le gusta el esoterismo, pero "no me dedico a ello, soy asesora de empresas". Nada es lo que parece, pero sí están de acuerdo en que Pesadilla "nos ha defraudado.

No son los únicos. Manoli cuenta que lleva tiempo contactando con los dueños de otros restaurantes que salieron a mal con el chef Chicote, e incluso llegaron a denunciarlo. El objetivo es claro: realizar una reunión en Madrid tras la Navidad, comprobar si las supuestas "malas artes" del programa de La Sexta son tales y formular una protesta: "Queremos que se nos escuche".

Y es que Manoli, de familia zamorana, ha encontrado en el café de Sole los mismos problemas que ella misma experimentó en el restaurante de su marido en Galicia. "Vinieron varias veces y nos dijeron que no dábamos el perfil. Incluso reconocieron que la comida era muy buena. Así que tenían que buscar los follones por otro lado", explica. La solución fue que "sin mi el programa no se hacía, aunque yo no trabajaba en el Irlanda. Lo único que mi marido no tiene carácter, yo sí y tenía que convertirme en protagonista", añade. A partir de ahí revela que los empleados no eran los habituales -"no podíamos obligar a nuestro personal a que participara"- y que las escenas eran las sugeridas por los guionistas.

En este tiempo, Manoli ha logrado captar a una decena de restaurantes descontentos y apunta más alto aún: "Podemos llegar a ser una veintena". Quieren mostrar la instrahistoria del programa de La Sexta y aspiran a convertirse en la verdadera "pesadilla" de Alberto Chicote. ¿Qué tendrá que decir el chef más duro de la televisión?