Echando chispas. Así ha comenzado Pesadilla en la cocina en Zamora. El chef Alberto Chicote ha llegado en el crudo invierno zamorano, saludando a la gente por la calle camino de la Plaza Mayor hasta llegar al Café Zamora. La dueña, Sole, ha dejado ya las primeras muestras de su carácter. "No bajo a la cocina para no ponerme de mala hostia", ha recriminado a sus empleados, el "principal problema" de que el negocio no vaya para adelante.

En la prueba de la comida, Alberto Chicote ha pedido arroz a la zamorana, habones de Sanabria "fríos" y "cod to the tranca", una original traducción al inglés del popular bacalao a la tranca. De momento, Chicote no ha mostrado demasiado interés por la comida, a pesar de haber pedido algunos de los platos más representativos de la cocina zamorana. De su parte, Sole ya ha dejado claro que en el restaurante hay normas: "No se pueden tomar cubatas ni cervezas en el servicio", ha dicho de forma tajante.

Como el principal problema es el enfrentamiento de Sole, la dueña, con los empleados, Chicote ha probado un servicio sin la dueña... y parece que sale mejor. Pero Sole acaba de volver y vuelve la tensión.

Sole se compromete a cambiar. Todos juntos acuden al restaurante tras la reforma y Chicote presenta una carta nueva repleta de productos muy zamoranos. ¡Vaya pinta! Llega el reestreno...

...Y todo acaba mal. Chicote le pregunta a Sole si quiere que se vaya y la dueña le reta: "Yo no he dicho lo contrario". El chef toma la decisión de dejar el restaurante y se va antes de finalizar la reapertura, un caso insólito en Pesadilla en la cocina.