"Todo lo que no está indicado está contraindicado". El doctor Santiago Tomás Vecina advierte que el excesivo número de pruebas diagnósticas no sólo es innecesario, sino que puede ser incluso perjudicial para el paciente.

-¿Su mensaje es de precaución con las pruebas diagnósticas?

-Estamos en un momento de muchas pruebas y estudios para intentar diagnosticar cosas. Hay hallazgos que encuentras que no tienen mucha explicación y muchas veces nos atrevemos a seguir haciendo pruebas y tratamientos que quizás nos podríamos ahorrar. Con el afán de intentar curar un hallazgo que has encontrado por casualidad muchas veces generas tratamientos innecesarios. Si no hubieras hecho la prueba y no los hubieras encontrado la persona hubiera estado la mar de feliz y no le hubiera pasado absolutamente nada.

-¿Está en contra de las pruebas?

-No, pero si de hacer una reflexión, porque la sociedad se mueve mucho por acciones preventivas y todo exceso de pruebas tiene sus beneficios, pero también sus riesgos.

-Sin embargo, son los médicos los que nos dicen continuamente que más vale prevenir.

-Está el afán del paciente por mantener la salud, estar bien, y los médicos por curar antes de que aquello se haga más grande. Y están las novedades que aparecen y no están suficientemente evaluadas.

-¿Es muy habitual el sobrediagnóstico?

-Uno de los casos más impactantes es el de Corea del Sur, donde se diagnosticaron 30.000 casos de cáncer de tiroides que llevaron a la extirpación del tiroides con sus consecuencias, como personas que perdieron las cuerdas vocales. Y luego se dieron cuenta de que no tenían que haber sido tan radicales. En los países ricos la gente puede acceder a muchas pruebas, pero cuantas más haces más hallazgos encuentras y eso tiene un riesgo. Y cuanto analizas a posteriori piensas si valía la pena causar ese daño porque, por ejemplo has salvado una vida, o no. La seguridad del paciente es un movimiento que intenta prevenir los riesgos de la asistencia sanitaria.

-Sin embargo, solemos pensar que los perjuicios para el paciente vienen de lo contrario, de no haberle hecho suficientes pruebas.

-La gente busca que le hagas pruebas, pero probablemente con un exceso de ellas tampoco acabas de quedarte tranquilo, porque van saliendo cosas nuevas y no acabas. La asistencia por si sola es un riesgo y hay una serie de números que te dicen que has de ir con cuidado. Entras en un conflicto ético, hasta dónde tengo que llegar porque si lo hago en exceso tiene consecuencias y si me quedo corto igual se desarrolla una enfermedad que tenía que haber controlado.

-¿Más tiempo para hablar con los pacientes mejoraría esta toma de decisión?

-Cuando tienes una consulta en el ambulatorio cada cinco minutos no te da tiempo a hablar con el paciente, y deriva en que muchas veces hagas de guardia urbano y le envías a otro especialista. En nuestra cultura el paciente es poco participativo, sobre todo la población mayor, mientras en otras son más proactivos y dicen, doctor, quiero que me explique bien las cosas. Y aparecen muchos avances en los medios de comunicación y el paciente piensa: quiero que me hagan eso. Curiosamente con la crisis y los recortes ha mejorado la seguridad del paciente, porque se han evitado pruebas que se hacían pero no eran lo suficientemente eficientes. Se han dejado de hacer por un problema económico y resulta que has hecho menos daño y los resultados de salud son los mismos.

-Les está echando una buena mano a los políticos.

-Sí, porque me dicen: oye, yo quiero que me operen de la rodilla y me hagan una radiografía, un TAC y una resonancia. Hombre, pues en su caso la radiografía es suficiente. no te hago nada más. Antes llegábamos a la resonancia.

-Pero cuando tenemos un problema de salud queremos que nos den la mejor atención.

-Pero no hay que pensar en cuántas pruebas me van a hacer, sino tengo un problema, hasta dónde me afecta y qué necesito. Y no intentar hacer nada más. Es igual que con la medicación, a veces hacemos tratamientos innecesarios creyendo que las pastillas te lo van a curar todo.

-¿Cómo debemos actuar?

-Sobre todo hay que preguntar. No hay que tener miedo a preguntarle al médico, decirle, explíqueme esto, en vez de ir a Google. Y tomar decisiones compartidas, porque el médico te puede explicar pero es tu salud y puedes seguir sus recomendaciones o no hacerlo.

-¿Y están preparados los médicos para este tipo de relación con el paciente?

-Nos falta. No nos enseñan comunicación en la carrera, es una asignatura pendiente.