Guillermo Pardo, de 39 años, vino desde Granada; Rocío Villa, leonesa de nacimiento de 37 años, desde Asturias, la misma comunidad donde reside Mariña Raimundo, de 41 años; Rafael Rodríguez Calzada (40 años) es extremeño residente en Valladolid pero está destinado en Aranda de Duero (Burgos); Celia Almonacid (38 años), llegaba desde Valencia y Carmen Martín (36 años) desde Morales del Vino. Eran algunos de los 174 aspirantes que ayer acudieron a la Escuela de Enfermería para enfrentarse al test de 150 preguntas, más 15 de reserva, que les abrirá las puertas a alguna de las 17 plazas de psiquiatra conovocadas por la Consejería de Sanidad para el sistema de salud de Castilla y León.

Todos ellos están trabajando prácticamente desde que acabaron su formación de residentes, aunque ninguno tiene un puesto fijo y compaginan interinidades con sustituciones y contratos de todo tipo, una situación laboral precaria que les permita "planificar un poco la vida", según cuenta Celia Almonacid. Las nuevas generaciones, eso sí, tienen más difícil acceder a puestos de trabajo, aunque sea precarios, señala Mariña Raimundo.

A medida que se acercaban las diez de la mañana los opositores se iban arremolilnando a las puertas de la Escuela de Magisterio, donde el tribunal calificador, con su presidenta, Montserrat Chimeno, los vocales (entre otros el jefe de Psiquiatría Manuel Franco) y sus ayudantes, funcionarios de Sacyl, tenían todo dispuesto para distribuir en aulas de la planta baja y primera a los aspirantes que concurrieron al proceso. Serán los que determinen la nota de corte para seleccionar los mejores exámenes, los de aquellos opositores que pasarán a la segunda fase del proceso selectivo, donde se valorarán los méritos (como experiencia o formación) para sacar la puntuación definitiva y adjudicar las 17 plazas.

Mariña Raimundo cree que el concurso oposición es más justo que la oposición pura y dura ya que "no te lo juegas todo en un examen, y se tiene en cuenta formación y experiencia". La zamorana Carmen Martín salía esperanzada del examen: las preguntas, más o menos las esperadas y, en su caso, quizá con mayor dificultad en los supuestos de la psiquiatría "más clásica". Trabaja como psiquiatra interina en Salamanca desde el 2005 y desde entonces sólo ha tenido otra oportunidad de sacar la plaza en una oposición, ya última que se convocó en 2009. En este caso la proporción, de unos diez aspirantes por plaza, le parece un tanto elevada: "Tenían que sacar más plazas o bien convocar las oposiciones con mayor frecuencia". Esta opinión de la zamorana era el sentir general de los opositores, convencidos de que hay plazas cubiertas por interinos susceptibles de ser convocadas en una oposición.

Un panorama que no es exclusivo de Castilla y León: "En Andalucía está igual o peor. En la anterior hubo 325 aspirantes para siete plazas". Trabaja de interino en Granada, "siempre en la misma plaza, pero si se presenta una oportunidad de optar a una oposición hay que aprovecharla". No era el caso de Rocío Villa, que hizo la residencia en Salamanca, de Mariña Raimundo, que como la anterior trabaja en Asturias o de la valenciana Celia Almonacid, que usaron la oposición de Zamora como entrenamiento para las de sus respectivas comunidades.

En lo que coinciden todos los aspirantes es en señalar que no se arrepienten de haberse hecho psiquiatras, profesión con la que se sienten muy a gusto. "Me siendo realizada como médico y como persona". El caso más peculiar, el de Rafael Rodríguez, médico de familia con plaza en propiedad, pero que hace dos años cumplió su vocación de hacerse psiquiatra, especialidad en la que trabaja en Aranda de Duero cubriendo una excedencia por cuidado de hijos.