El investigador profesor en California y colaborador habitual de La Opinión-El Correo de Zamora y del resto de diarios del grupo Prensa Ibérica, Camilo José Cela Conde, ahondó en la figura de su padre en una mesa redonda titulada "Cela, mi padre", celebrada ayer en el paraninfo del Colegio Universitario y moderada por la responsable del Club, Carmen Ferreras, y en la que también intervinieron el profesor de Literatura, Julio Eguaras, y el escritor Xurxo Sierra Veloso.

-Don Camilo, el reputado autor de obras de referencia como "La familia de Pascual Duarte" o "La Colmena", ¿cómo era en las distancias cortas?

-Hubo multitud de Camilos José Celas a lo largo de toda su vida. Al principio cuando comenzó publicando el Pascual Duarte y haciendo artículos de colaboración en prensa ejerció como torero, como actor de cine y fundó revistas, editoriales e incluso escribió obras de teatro o poesía. Las novelas no eran lo único que caracterizaba al Camilo de entonces. Como padre, como para cualquier hijo, fue una figura muy especial al margen de sus profesiones. Me di cuenta de que era un escritor muy conocido cuando fui al colegio y a los demás niños no les pasaba lo mismo. Para mí que escribiera escribiendo en casa algo totalmente natural porque Pascual Duarte lo escribió dos años antes de que yo naciese.

-Y ¿cómo llegó su padre a escribir?

-Creo que jamás tuvo la idea de hacer otra cosa, aunque los principios no fueron nada sencillos, pero teniendo en cuenta que la primera novela que publica pasó a ser la más influyente en todas las literaturas del siglo XX.

-La conmemoración del nacimiento de este Nobel está conllevado muchos homenajes pues es una de las referencias de las letras españolas, pero ¿se le sigue teniendo en esa categoría?

-Para un hijo nunca serán suficiente, pero realmente si lo comparamos con la repercusión que están teniendo otros centenarios de personajes importantes como pueden ser Buero Vallejo, sí que está teniendo un eco digno de aplauso. En el momento en el que recibió el premio Nobel era ya una referencia más que ganada, pero, en cierto punto de vista, supuso una tergiversación de la figura de Camilo José Cela.

-¿Por qué?

-Porque las novelas importantes "La familia de Pascual Duarte" o "La Colmena" no las escribió el premio Nobel, el Premio Príncipe de Asturias ni el que tenía el Cervantes. Quien las escribió era un joven enfermo con una tuberculosis que hizo que tuviera que comenzar a escribir una novela en la cama, que había pasado por una guerra terrible, que no sabía cómo iba a ser su futuro ni cómo iba a vivir... en definitiva no lo hizo el gran ganador, sino el gran perdedor. Al fin y al cabo todos los personajes importantes de las novelas de mi padre son todos perdedores.

-¿A modo de toque autobiográfico?

-¡Qué duda cabe! El que escribe de aquello que conoce y conoce aquello que ha vivido.

-Ha aludido a que el Nobel trastocó la perspectiva de la figura de su padre, pero ¿los premios variaron su forma de escribir?

-Sí, pero poco a poco. Entre la entrada en la Real Academia Española en 1957 y la concesión del Nobel en 1989 pasan 40 años. Además a él le encantaban que le dieran honras. En la Academia cuando todo el mundo esperaba una sarta de barbaridades, presentó un sesudo estudio sobre la obra literaria del pintor Solana hasta el Premio Nobel, que era la culminación.

-¿Qué planes tiene para poner en valor la memoria y, sobre todo, la amplia producción literaria de Camilo José Cela?

-Fundamentalmente dos. Estamos trabajando en la creación de un centro de estudios que va a tomar el nombre de la sección de ensayo de la revista Papeles de Son Armadans, que creó mi padre. Sería El taller de los razonamientos. Esperamos que se pueda poner en marcha el día 11 de mayo del próximo año, cuando se cumplen 101 años del nacimiento de mi padre.

-¿Qué objetivos tendrá?

-Fundamentalmente el estudio de la creatividad. Empezaremos con Camilo José Cela, pero no se quedará ahí. En la fundación intervienen la Universidad de California, la Complutense y la Politécnica de Madrid. Se trata de un proyecto muy ambicioso. La fundación ahora tiene su sede en Mallorca, pero ha ampliado su ámbito de actuación a toda España. En realidad lo que tiene que ser la fundación es como el Club de Roma, que carece de sede y es lo que hace. Las fundaciones son lo que realmente consiguen hacer.

-La segunda pata que quiere desarrollar corresponde a...

-La segunda parte del centenario que queremos que permanezca es el proyecto del Museo Camilo José Cela en Madrid. Todavía no tenemos una sede. Es más un deseo.

-¿Los jóvenes deben de leer a su padre?

-No tengo claro si sus obras deben de ser lecturas obligatorias. Creo que lo que hay que hacer es enseñarles a amar la lectura y que luego ellos se decidan por su cuenta. No obstante, soy consciente de que eso es muy bonito de decir pero complicado de conseguir.