En Madrid se apiñan 795 almas por cada kilómetro cuadrado, mientras en Zamora sus habitantes campan a sus anchas con tan solo 18,5 personas para el mismo espacio. La difusión de un mapa mundi que propone una visión de un mundo mejor distribuido entre los países donde las personas están como "piojo por costura" frente a otros donde sobre sitio por todos los lados, elaborado por bigthink.com, es la fuente inspiradora de un ejercicio de imaginación geográfica para asignar de nuevo los territorios, de tal forma que la provincia más poblada, Madrid, se quede con el territorio más grande, el de Badajoz, mientras que la más vacía, Soria, meta a sus escasos habitantes en la más chica, Guipúzcoa.

El resultado del experimento resolvería, de rebote, algún que otro "problemilla" territorial, ya que Barcelona quedaría justo al lado de Madrid, en la actual provincia de Cáceres, vecindad que sin duda sería beneficiosa para entenderse mejor.

Si los zamoranos dejan libre el sitio para trasladarse a Pontevedra, son los almerienses los que se quedan con la provincia de Zamora, un cambio desde luego muy importante.

En el actual País Vasco no quedaría ni un solo euskaldún, colonizado por castellano leoneses de Segovia y Soria y por los Turolenses, que ocupan en la realidad los territorios más despoblados. Los que iban a notar el cambio en serio son los Baleares a los que por su población correspondería el territorio de Burgos: sin playa y con unas temperaturas invernales bajo cero a las que no están acostumbrados. En el lado contrario otras dos provincias de la región, Palencia y Ávila, cambian completamente el "chip" y se convierten en insulares, al copar el archipiélago canario, una en lo que es la provincia de Las Palmas y otra a Tenerife.

Valladolid se muda cerca, a la vecina Palencia, con la que ya comparte un territorio similar, mientras Salamanca tampoco se va muy lejos, a Segovia. Burgos queda en Orense, o sea que sería vecina de Zamora, mientras otra provincia de la Comunidad de Castilla y León, León, se queda con La Coruña. Total que los gallegos se castellanizan, ya que todas sus provincias, excepto Lugo que queda en manos navarras, pasan a manos de los mesetarios.

Los guipuzcoanos mantienen su cantábrico pero en un lugar mucho más amplio, Asturias, mientras que los interiores de Guadalajara se quedan como vecinos suyos en Cantabria.

La capital del reino queda con un nombre adecuado, Ciudad Real, Álava pasa a Barcelona y Orense se queda justo en la otra punta del país, en Gerona.

Desde luego, el invento sería la única forma eficaz de acabar con el despoblamiento del país.