El secretario general de CC OO, José Fernández Toxo, es uno de los miles de turistas que en este puente de Los Santos ha pasado por tierras zamoranas. Primero en la capital, para culminar su estancia en Sanabria, donde admiró el atractivo natural de la comarca y degustó su rica gastronomía. En ese paréntesis festivo, el sindicalista tuvo tiempo para una rápida reflexión sobre la situación política española y la abstención del PSOE que dio la presidencia del Gobierno a Rajoy. Un error que, a su juicio, no ha hecho más que allanar el camino al PP para que siga imponiendo "políticas que empobrecen a los trabajadores y especialmente a las mujeres".

-La abstención de 68 diputados socialistas ha facilitado que Mariano Rajoy sea presidente de Gobierno. Por lo que cabe deducir de su discurso de investidura, no parece que esté dispuesto a variar significativamente las líneas maestras en cuestiones como la reforma laboral.

-Estuve escuchando atentamente el discurso de investidura de Mariano Rajoy y junto a la retórica del diálogo ha introducido dos barreras que hacen muy difícil que se vaya a cambiar con respecto a su anterior etapa. Una es: "No vamos a retirar las reformas que hemos llevado a cabo", a pesar de que han sido, en mi opinión, reformas muy lesivas para la mayoría de la ciudadanía, para el mundo de los trabajadores en particular. La segunda barrera es: "Vamos a cumplir los compromisos derivados del pacto fiscal", lo que hace imposible atender los problemas que ha generado la gestión de la crisis de los últimos cuatro año. Los sindicatos hemos presentado en el Congreso de los Diputados, con el respaldo de 600.000 firmas, una iniciativa legislativa popular para establecer una renta mínima, que garantice ingresos a aquellas personas que se encuentran en situación de pobreza extrema y que son casi seis millones. Hay 1,6 millones de hogares donde no entra ningún ingreso. Pero con las barreras introducidas por Rajoy ya en la investidura será imposible llevarla adelante. Solo nos queda esperar que la retórica se compadezca con la acción del Gobierno, porque no solo necesitábamos un Gobierno, lo necesitábamos para alinear la economía con las necesidades de la gente.

-El presidente dice apostar por el empleo y esgrime estadísticas que avalan su recuperación, mientras Bruselas ordena recortar otros 5.500 millones, ¿qué consecuencias podemos esperar?

-Estamos todavía en niveles de empleo inferiores a los de 2011, cuando el PP llegó al Gobierno. Hay menos paro, sí, pero también menos población activa. El desempleo se reduce aparentemente y sí es cierto que eso se refleja en las estadísticas, pero a lo que asistimos es al reparto del mismo trabajo entre más personas, a costa de empobrecer y devaluar los salarios, fundamentalmente, de las mujeres, que son las que están pagando en mayor medida los efectos de la pobreza laboral, aumentando aún más la brecha que ya existía en España. Si además hay que ajustar en 5.500 millones de euros las cuentas públicas y no se incrementan los ingresos a través de una reforma fiscal que sería imprescindible, sospecho que vamos a asistir a un deterioro aún mayor de la sanidad, la educación, la atención a dependientes y, en general de los servicios públicos, por no hablar de la inversión pública que lleva años bajo mínimos.

-¿Qué sintió al ver a los diputados del PSOE abstenerse?

-El tiempo quitará y dará razones, pero creo que el Partido Socialista, además de sumirse en una crisis profunda, se ha equivocado. Había otras alternativas, una posibilidad, sobre todo después de las elecciones de junio del año pasado, de atender las demandas que generaban políticas tan negativas con las que se ha gestionado la crisis. No sé si el sentimiento es de tristeza en mi caso, pero en la población está claro que ha generado aún más frustración.

-¿A su juicio, cuáles son las posibilidades reales de la oposición, tal y como están las cosas, a pesar de que el PP necesite obligatoriamente de su apoyo?

-Yo entiendo la postura del PSOE, que una vez ha dado ese paso necesite trasladar a sus militantes la ilusión de que "ahora vamos a controlar el gobierno, vamos a hacer una oposición durísima...". Pues no sé cómo se puede hacer eso, la verdad. Sinceramente creo que el señor Rajoy tiene muy fácil gobernar, más de lo que le costó ser presidente del Gobierno, tiene la llave de la disolución de las cámaras para utilizarla en el momento que más le interese. La historia reciente nos demuestra que, más allá de la apariencia con formaciones nacionalistas de derechas, ha gobernado con ellas, le han votado sus reformas laborales y fiscales. Han votado los presupuestos generales del Estado siempre que lo necesitó el PP. Los populares buscarán la manera de entenderse. Por eso considero aún más un error la decisión del PSOE. Rajoy tendría que haber buscado entre sus aliados naturales esa mayoría que le permitiera ser presidente del Gobierno y no con la acción pasiva de formaciones de izquierdas.

-¿Usted hubiera preferido unas terceras elecciones?

-No es cuestión de preferencias. En España hemos estado mucho tiempo sin votar y no se pueden demonizar los procesos electorales. Ahora estamos a expensas de que Mariano Rajoy decida que en mayo, por ejemplo, le convienen elecciones. Tendremos terceras elecciones cuando le interese al PP.

-Podemos ha agitado en varias ocasiones el fantasma de una huelga general contra esas políticas propugnadas por la derecha española. ¿Usted la ve factible, ya que habla de una frustración creciente?

-A mí me parece precipitado hablar de huelga general. El país ha querido, por acción u omisión de la izquierda española, que gobierne la derecha. Vamos a ver con qué programa decide gobernar. Si es el que pactaron PP y Ciudadanos habrá problemas, aunque habrá que dar cierto margen. Pero que no se confíen excesivamente, porque no es en los momentos de recesión fuerte como los vividos en el año 2009 y 2012 cuando se producen las grandes movilizaciones, porque el paro atenaza. Es en los momentos como ahora en los que empieza la recuperación económica, cuando la gente entiende que se les ha exigido un enorme sacrificio y a cambio no percibe ningún beneficio, cuando es más susceptible de producirse el conflicto social. Por lo tanto, que el señor Rajoy esté atento a la ciudadanía, que procure alinear la economía con las necesidades de la gente, no vaya a ser que se lleve un disgusto.