La ilustradora Alba Bartolomé Regalado imparte este fin de semana un nuevo taller de ilustración orientado a niños en el Museo Etnográfico de Castilla y León.

-¿Cómo comenzó su relación con el mundo del arte?

-Fue fácil porque tenía cerquita de mí el mejor referente, mi padre. Me fascinaba verle trabajar desde muy niña, cómo repartía la pintura con la espátula, cómo mezclaba los colores y cómo, de repente, todo iba adquiriendo sentido en su lienzo. Me gusta hasta el proceso de verle limpiar los pinceles. Tengo fotos siendo muy pequeña con un minicaballete al lado del suyo y yo enredando con los pinceles que me dejaba y la pintura que le cogía de su paleta. Creo que antes de empezar a hablar ya estaba yo pintando a mi manera junto a él y así poco a poco comenzó el gusanillo del color y de crear. No aprendí su paciencia con el óleo y por eso me gustan más las técnicas que son más rápidas.

-Y ¿de qué manera se adentra en la ilustración?

-A través de José Ramón Sánchez, quien me descubrió el mundo de la ilustración. Me encantaban los dibujos animados y la ilustración por lo que sabía que me quería dedicar a eso. No puedo separar la afición de mi vocación. Estudié en la ECAM cine de animación, una etapa muy divertida de mi vida porque se unió mi pasión por el dibujo por mi pasión por el cine.

-Pese a que habla con pasión de la animación no se ha dedicado a este ámbito.

-La animación hasta ahora era más un trabajo de equipo, en estos momentos hay programas que permiten crear y trabajar en casa. Hasta este momento tenías que tener un amplio equipo, unas instalaciones y unos programas muy costosos. Ante este panorama opté por la ilustración que es un trabajo más personal y más inmediato, pero no lo tengo abandonado. La unión entre animación y la ilustración ya está comenzando en los libros digitales, algunos de los cuales ya tienen ilustraciones interactivas.

-¿En qué está trabajado en ilustración?

-Hay muchos proyectos abiertos, pero es un momento complicado en las editoriales. Aunque se sigue publicando mucho, es muy laborioso conseguirlo. No obstante, mi libro "Éufrates, el gato amarillo limón" ya está en su quinta edición. Es el primer libro que ilustré y escribí y me lo publicó la primera editorial al que se lo remití, Bruño. Estoy satisfecha porque en 2000 firmé el contrato para la publicación, que dura 15 años, y el pasado año volvimos a renovar.

-Lo más complicado de ilustrar para niños reside en?

-Conseguir que la editorial te publique (risas). Si el texto no es tuyo la dificultad reside en llegar a comulgar perfectamente con el autor. Cuando el ilustrador y el escritor son la misma persona sabes bien qué imágenes interesa convertir en dibujos. La ilustración siempre tiene que enriquecer al texto. Personalmente intento que en mis creaciones la estética y la plástica favorezcan que el mensaje llegue fácil al niño. No creo que haya que darles todo masticado, pero tampoco pedirles que, cuando están aterrizando en el mundo, tengan claro conceptos suficientes para interpretar una composición muy complicada. Además, creo que sí existe un lenguaje de ilustración infantil y otro para adultos.

-¿Y en cuál se siente más cómoda?

-En el mundo infantil y con los niños porque ellos no tienen la sensación de miedo a que salga mal cuando dibujan. Imparto talleres en el Museo Etnográfico y me gusta saber que alguno de los niños que asiste se va con las ganas de seguir dibujando y que ha aprendido a ser capaz de hacer lo que su imaginación crea y además, divertirse. Quiero que se den cuenta de que pueden crear con total libertad lo que deseen y que pueden utilizar materiales cotidianos para hacerlo.

-¿Qué le reporta el dibujo a un niño cuando es capaz de sujetar un lapicero?

-La creatividad es el motor que mueve todo. Cuando eres pequeño te la tienen que enfocar a habilidades plásticas, pero posteriormente puede ser, por ejemplo, científica. La creatividad para los niños ahora es dibujar pero luego pasará a ser capaz de pensar, de diferenciar, en definitiva, de ser resolutivo.

-¿Y se fomenta esa creatividad?

-No, hoy por hoy se está matando porque llevamos a los niños por un camino concreto. Por ejemplo si en una clase tienen que dibujar un pulpo lo que tiene que tener claro un niño es la forma y luego que cada uno lo pinte como que quiera. Todos hemos pintado de pequeños y con los años se pierde.

-¿Por qué?

-Porque lo tenemos como un entretenimiento, lo infravaloramos cuando es una herramienta que puede ayudar a evadirse y a relajarse. Además se da la posibilidad de tener más recursos para entretenerte, para crear o para resolver problemas.

-Para usted que resulta más primordial ¿crear o enseñar a los niños?

-Las dos cosas porque cuando te lo pasas bien creando y te rodeas de gente que también lo hace, es una satisfacción. Con los niños se consigue mejor porque los mayores no se libran de "eso a mí no me sale".

-La exposición del ilustrador José Ramón Sánchez cuenta con talleres complementarios.

-En noviembre, en concreto el día 4 y el 5, será "Quijoteando con don Quijote? y con Sancho, claro" el viernes por la tarde para niños de 6 a 12 años y el sábado por la mañana, 4 a 8 años, y luego en enero habrá otro fin de semana. Además, los días 3, 4 y 5 de enero habrá un taller centrado en hacer objetos para regalar. Mi intento es que los niños vean que se pueden hacer cosas interesantes con productos que se reutilizan.