El flamencólogo José Blas Vega era un enamorado de Zamora y de sus gentes. Tanto, que aquí -en Morales del Vino- reposan parte de sus restos como era su voluntad. Todos los años los flamencos zamoranos homenajean a quien sacó el jondo de las tabernas y las servilletas manchadas de grasa y lo elevó hasta las enciclopedias. El festival de aficionados, organizado una vez más por la peña flamenca Amigos del Cante, repitió éxito artístico y de convocatoria y demostró que en esta tierra hay mimbres y chopos enhiestos que miran al cielo de la expresividad y la transmisión. Antes del certamen, amigos y aficionados cabales acompañaron a Maritere Ruiz en un homenaje a su esposo y flamencólogo inmortal, momento que recoge la imagen de la derecha.