La actriz Ana Isabel Roncero, artísticamente, Ana I. Roncero, encara el estreno de un nuevo proyecto titulado "El arte que se bebe" en Aranda de Duero.

-¿Cómo nace este planteamiento artístico?

-El espectáculo surge porque me lo pide el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, entidad que ha me había encargado anteriormente otras propuestas. Me pidieron hacer algo sobre el vino y la literatura. Me embarqué en esta aventura en la que realizo un recorrido a través de la historia de la literatura.

-¿Qué textos utiliza?

-Las primeras referencias son de la Biblia y voy contando las referencias de "Los milagros de Nuestra Señora" de Gonzalo de Berceo, recito un fragmento del "Libro del Buen Amor" del arcipreste de Hita, represento el fragmento del jarro del vino del Lazarrillo y otro fragmento de la Celestina que es un elogio al vino. También recurro Espronceda o un texto de Baudelaire.

-¿Por qué priman los textos clásicos?

-Al documentarme casi todas las referencias eran de textos antiguos. Hay mucho material actual que tiene que ver con el vino pero es poesía y no quería que solo hubiera versos. Me interesaba que hubiera personajes que tuvieran una enjundia y un valor como personajes. Para mí la guinda es que yo voy relacionado el vino con la literatura, con el avance del tiempo y también con las maneras en las que se utiliza.

-¿Cómo?

-En el Lazarrillo, en el jarro del vino, aparece que el vino que agudiza el ingenio y que cura las heridas; en la Celestina que es un líquido que aparece unido a la amistad, al juego y la fiesta. A mayores he hecho una especie de monólogo con el personaje de Lady Macbeth, de Shakespeare, que utiliza el vino como droga, de tal forma que el vino pasa a estar unido al engaño y la debilidad de los hombres. También en otro momento el vino es una pócima de curación y forma parte de numerosísimos remedios. El espectáculo tiene un intenso trabajo de investigación y de conformación para crear con un montaje que sea atractivo.

-Atractivo y pensado para un único actor está sola usted en el espectáculo.

-Ahora casi todos los espectáculos que afronto son en solitario, lo que supone un reto más. Me siento muy bien en escenario en solitario porque me siento muy acompañada por los personajes, los hago muy míos. Cuando monté el espectáculo de Teresa o el de Juana la Loca el proceso de creación del texto fue muy amplio. Todos los personajes pasan a ser muy míos porque en todos para mí es muy importante mirarlos desde otra perspectiva, desde el lado que tiene que ver con la mujer, con la parte desprotegida de la sociedad y de la soledad en la que han estado muchas mujeres, los miro desde el punto de vista de la mujer.

-En este caso ¿esa mirada es la que otorga en su monólogo de Lady Macbeth?

-Sí y el fragmento de la Celestina, pero quizá sea el texto donde menos tiene esa importa. No obstante, tiene un momento muy motivo. Cuando acabo de representar a Lady Macbeth, un personaje duro y que engaña, ella tiene una copa de vino en la mano que simboliza al concepto de mujer Eva, que somete al hombre y que hace sucumbir a la humanidad. Si tu sitúas a un hombre con una copa en la mano no le da ese carácter, si no de mayor poder mientras que a ella le otorga un punto de maldad.

-¿Qué vida tendrá este espectáculo?

-Tras el estreno intentaré darlo a conocer en museos, en bodegas y espacios donde se están haciendo muchas catas donde se abren un camino artístico complementario.

-¿Es necesario abrir nuevos espacios a la interpretación?

-Sí, lo he hecho desde mi primer espectáculo que monté en itinerancia, donde el público se va encontrando por distintos espacios con las mujeres. Yo ya he sacados los espectáculos de los teatros porque a veces es tan difícil llegar a los escenarios que tenemos que inventarnos las fórmulas para exponer nuestros trabajos.

-Es estar de tú a tú con el público, ¿qué implica?

-La cercanía te pide una gran sinceridad. Tienes que interpretar desde el alma sino el público no entra en el juego. Desgasta mucho pero es realmente muy gratificante porque ves los ojos, las manos o sus reacciones a veces de horror ante el personaje de tal forma que ambos nos retroalimentamos.

-Pese a que sigue realizando cuenta cuentos, sus últimas apuestas son para público adulto. ¿Por qué?

-Ha sido como una decantación. Cuando Achiperre muere tiré hacia la narración y monté propuestas para el público infantil pero poco a poco eso me llevó al público adulto. Paulatinamente como me conocieron como Ana I. Roncero planteo proyectos para adultos, luego vinieron Juana y Teresa que cuentan con el apoyo del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.