"Era un espacio tercemundista con aspecto medieval que realmente me impresionó". Con estas palabras definió ayer la Sanabria que se encontró a mediados de los años 50 Carlos Saura, quien participó ayer en la mesa redonda del Club La Opinión-El Correo de Zamora.

El aragonés protagonizó la sesión inaugural del nuevo curso del foro cultural del diario. En ella el cineasta compartió con los presentes sus vivencias relacionadas la filmación de un documental en Sanabria, en los años 50, encargado por Hidroeléctrica de Moncabril al productor Eduardo Ducay que llevaría por título "Carta de Sanabria", un proyecto en el que se embarcó un joven Saura, que aprovechó su estancia en tierras zamoranas para hacer un proyecto fotográfico paralelo y algunas de esas imágenes pueden ahora verse en la muestra "España, años 50".

El acto comenzó con la proyección del trabajo "Carta de Sanabria", que pudo volverse a ver gracias a la labor desarrollada por Guillermo Heptener que ha localizado el documental en la Filmoteca Nacional. Posteriormente intervinieron el director general de Caja Rural, Cipriano García y el primer teniente de alcalde de Zamora, Antidio Faúndez, quienes agradecieron la presencia en Zamora de Carlos Saura. Además el edil dio las gracias a la colaboración de PhotoEspaña y Caja Rural para que la exposición "España, años 50" sea ya una realidad en Zamora.

Respecto a su experiencia en la grabación, Carlos Saura explicó que la estancia en Sanabria "fue larga", aunque Carlos Saura no recuerda los días que permanecieron. "Fue un trabajo amplio porque buscamos muchas localizaciones, hablamos con mucha gente e incluso Ducay había hecho viajes anteriores" y mencionó, a modo anecdótico, que "tomábamos sonido en directo, algo no habitual en la época".

"Yo estaba en los primeros cursos de la Escuela de Cine y me pareció una oportunidad muy interesante porque iba de ayudante de producción, ayudante de sonido, ayudante de fotografía... un poco un chico para todo", detalló el cineasta que aludió a que era "un trabajo muy interesante" porque "queríamos reflejar cómo cambiaba la vida de las personas con la llegada de la luz". Sin embargo "el documental se quedó cojo", dijo con tristeza. Saura menciona la pérdida de materiales grabados. "Por razones extrañas parte de lo grabado, se electrificó y se perdió por lo que no pudo contarse con todo el material previsto para el montaje". La pérdida, según el cineasta, "fue un desastre porque la mayoría del material que grabamos no pudo aprovecharse". Saura prosigue su exposición y detalla. "Es más, muchas de las personas que están en mis fotografías, estaban también en el documental y esa parte se perdió".

Del primer contacto con Sanabria el cineasta subrayó "la miseria" para proseguir: "Era una zona bastante tristona y muy deprimida. Había casas construidas con paja sin ventanas, vivían personas y animales juntos. Ribadelago y esos pueblecitos eran poblaciones totalmente medievales, con las calles embarradas... todo parecía como si no pertenecieran a la época en la que estábamos, en los años 50". "Fue una impresión fuerte", concluyó. Los habitantes de estos municipios sanabreses eran "gentes muy amables, vivía con muy poco y todo el mundo colaboró con nosotros", remarcó.

En esta estancia el cineastas, aprovechó para hacer un reportaje fotográfico su cuenta de la zona. "Entonces ya era fotógrafo y quería captar lo que había, sin pensar en el documental, lo que le da un valor bastante objetivo de leer la realidad". "La imagen tiene la virtud de recrear y acercar al pasado", manifestó el cineasta Carlos Saura.