Las anomalías detectadas en el DNI del titular de la cuenta fue el detonante para que el banco decidiera denunciar posibles irregularidades ante el servicio especial de blanqueo de capitales, indagaciones que permitieron constatar que el cliente estaba muerto, a pesar de continuar como benefactor de la pensión que el INSS le ingresaba regularmente desde hacia cinco años.

La Brigada de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional realizó las primeras investigaciones: el hijo del titular de la pensión, el mismo funcionario del INSS que controlaba las altas y bajas de estas prestaciones como jefe de sección de control, de iniciales C. Ch., a punto de jubilarse, resultó ser el presunto autor de la falsificación del Documento Nacional de Identidad.

Cuando fue descubierto, habría conseguido hacerse con más de 500.000 euros, procedentes de esa pensión y de la de su abuelo que rehabilitó en 1999, cuatro años después de morir el anciano, convertida en una de gran invalidez para cobrar el 150% de la base de cotización, y que mantuvo activa durante años hasta que ya resultó poco creíble que continuara vivo. De inmediato, se dio curso al Juzgado para que pusiera en marcha las diligencias y diera parte a la Fiscalía Provincial a fin de depurar las responsabilidades penales derivadas de un posible delito de apropiación indebida. Las indagaciones del propio INSS, cuyos directivos no salían de su asombro ante la conducta del funcionario, llevaron a descubrir que el investigado (antes imputado) había manipulado, después de cerrar la pensión de su abuelo, las dos que percibía su progenitor, la de autónomo y la de la Renta Especial Agraria para fijar las bases reguladoras en el 100%, y continuar cobrándolas tras el fallecimiento del titular en la cuenta de la que estaba autorizado.

El plan hubiera sido perfecto a no ser por la Ley contra el blanqueo de dinero que obligó a todos los titulares de cuentas bancarias a entregar su DNI, de lo contrario se les cancelaría, lo que bloquearía el acceso a la misma para realizar cualquier operación. A unos meses de su jubilación, el exjefe de sección de control de pensiones del INSS en Zamora se vio pillado, sin poder justificar que su padre estaba vivo, pero no podía desplazarse al banco, lo que no le sirvió.