José Ignacio Primo presentó ayer su libro "Luz que es amor y otros escritos sobre Claudio Rodríguez" en la Biblioteca Pública del Estado. Junto al escritor estuvo el profesor de Filosofía y escritor, Luis Ramos de la Torre.

-¿Cómo surge esta publicación?

-Es un estudio más sobre la obra de Claudio Rodríguez donde lo que he buscado es otra mirada, otra forma de ver su poesía. En la obra de Claudio hay un elemento fundamental que es la luz; luz que es conocimiento, que es participación, que es entusiasmo, que es impulso vital, como en sus primeros libros "Don de la ebriedad" y "Conjuros". Yo he pretendido dar otra visión porque Claudio Rodríguez es uno de los grandes poetas amorosos de nuestra literatura y nadie ha hablado de esa luz que es el amor, que es entrega y lo he analizado en su obra. En su poética hay todo un proceso de amor.

-¿Por qué?

-Porque tiene muchos poemas dedicados al amor. Desde un suceso donde habla de un amor hacia una niña a los versos de un amanecer que le sugiere amor. Aparece por igual en toda su obra, que es muy compleja. Su producción es breve, pero profundamente intensa y con constantes referencias al amor.

-¿Qué le mueve a ahondar en el amor claudiano?

-Mi conocimiento del poeta, de su persona y la lectura constante de su poética. Además, creo que hay que aportar nuevas miradas sobre el autor. Es un poeta universal que va a tener vigencia eterna. Cada época y cada momento lo va a ver de una manera. Hay que abrir ventanas y yo lo que he pretendido es abrir una más. Hasta ahora nadie había analizado esta faceta de Claudio, por lo que abro una brecha, no sé si acertada o no, pero es mi propia interpretación de Claudio.

-Ese sentido amoroso ¿va cambiando?

-Sí al principio el amor es alegría, ilusión, entusiasmo, palabra que él utilizaba mucho porque era un hombre puro, en el pleno sentido de la palabra, luego hay momentos de fragilidad. En "El vuelo de la celebración" es un momento muy duro para él por problemas de muchos tipos que hacen que la conciencia de Claudio sufra y se tambalee a veces y repercuta en sus versos amorosos. Él dice que en esta época se sumerge en los peligros de la ciudad, mientras que en "Don de la ebriedad" el amor es ilusión y entusiasmo. Su estabilidad con Clara Miranda se refleja también en sus versos. Además su mujer está presente en toda su obra y quizá donde más se aprecia es en el último poemario, donde ya busca el sosiego porque intuye que se acercan los momentos finales.

-¿Cómo ha estructurado el libro?

-Comienzo con un análisis en el que, poco a poco, voy viendo los versos y viendo todo el sentido amoroso que hay, y lo complemento con textos que he escrito sobre su poética. Es un texto que marca unas pautas para profundizar en la obra de Claudio Rodríguez.

-El volumen cuenta con un amplio compendio fotográfico.

-Muchas proceden de mi archivo personal, como una imagen de Claudio en mi casa en Santa Cristina paseando por mi huerta, un lugar que le fascinaba porque decía que allí se paraba el tiempo. He intentado buscar la mirada de Claudio porque creo miraba con una profundidad tremenda y me fascinaba esa mirada tan limpia y clara.

-Sin embargo como portada ha elegido el rostro del medallón que aparece en la calle que lleva el nombre del poeta.

-Es el medallón que hizo Ramón Abrantes, un amigo de Claudio que hizo un trabajo excelente. Además mi despacho lo preside otro igual, le tengo mucha estima y siempre lo tengo presente.

-Pese a su amplio conocimiento del escritor es el primer libro que escribe sobre él.

-Mi jubilación me ha permitido disponer de más tiempo para dedicarme a lo que profundamente amaba y una de las cosas que más amo es la poesía de Claudio, una poética que releo constantemente. Era una asignatura que tenía pendiente, no por decir sino por abrir ventanas porque las miradas sobre Claudio están un poco limitadas y ancladas. Hay que abrir nuevas formas de ver su poesía universal receptiva a nuevas interpretaciones.

-Usted forma parte del Seminario Permanente del poeta que contribuye al estudio y difusión de la obra de Premio Príncipe de Asturias y que abre nuevas ventanas en las jornadas que desarrollan de manera bianual ¿en qué aspecto fijará su atención en las siguientes?

-Estamos intentando ver qué tema abordamos. Estamos trabajando y tenemos que encontrar el material suficiente para las nuevas jornadas. Es un reto sacar adelante las jornadas, puesto que las últimas fueron extraordinarias. No sé si serán este otoño o el siguiente. Más que la periodicidad de dos o tres años, lo más importante es su calidad. Nuestro objetivo es hacer algo de calidad.